Quisiera creer que hay más opciones a la vuelta de la esquina. Que los
sabores nuevos vendrán pronto. Que simplemente, así no estaban escritas las
cosas. Pero quisiera, también, creer que esto no está sucediendo. Que tu reloj
si vive en el mío. Que no hay nada que nos separe. Que la vida… nos ha estado
esperando.
Ya conozco estas lágrimas. Este gusto a lluvias verdes y desencuentros,
ya pasó por mis labios. Y eso lastima más que la humillación. Porque estas
lágrimas, esta vez, se llevan consigo una parte de mi alma destilada. Un grado
del azul de mis pupilas, se va en estas lágrimas hacia el mar. Allí se va una
parte de mí que jamás nadie podrá amarrar. Y aquí, en mis ojos, queda un azul
que nunca nadie jamás vio. Porque este ya no soy yo. Este soy yo… después de
vos.

No reniego de ninguna palabra ni de ninguna estrella colgada para vos.
No te miento al decirte que te entiendo, me entiendo y nos entiendo. Solo me
hablo a mí. Para recordarme que el reloj no me mira como yo te miro a vos. Me
prometo, ahora, dejarte ir. Por primera vez, en mucho tiempo, voy a desatarte
de mis sueños no cumplidos y mis más tibios anhelos. Vuela… lejos de mí.
Tengo miedo, si. Duele el alma y el corazón, si. Esto es lo correcto y
lo mejor para los dos… (lamentablemente) si.
Te sonrío y me voy… pero no te dejo sin algo de mí; no me dejes sin algo
de ti.
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