lunes, 26 de enero de 2015

"Menos de tanto"

Sed de luz y ritmo
recorriendo mis delirios
va haciéndose desértica
entre mis labios sin vapor
y mis ojos desteñidos.

Un “tal vez” aún vive
escondido en mi amor eterno,
a veces sube y me mira
preguntándome un dolor seco
hasta volverlo humedad.

Y el mundo sigue girando
y no entiendo a dónde va
y todo me sabe a un sin lugar
y aunque voy, voy sin ir
y todo, todo va a cambiar.

Que alguien me ayude
a dejar de pensar
tanto. 

domingo, 11 de enero de 2015

"Aunque ya no esté"

Habrá un había una vez
en el que ya no respire,
vivirá un silencio crujiente
hasta volverse canto de lluvia;
allí todo volverá a girar.

Habrá quienes aún me llamen
en el frío del viento sin poesías,
buscando el calor de un recuerdo
que yacerá viejo en su propio susurro;
allí todo sabrá mal.

Habrá días que no querrán al sol
por reprocharle un por qué al tiempo,
esos serán cielos sin lunas verdes
que les pido llenen con mis palabras;
allí todo volverá a ser luz.

Habrá segundos que sonarán perdidos
mirándose sin saber cómo llegaron,
quizás ahí sonaría mi voz quejosa
preguntando dónde queda el futuro;
allí todo cobrará sentido.

Habrá más lágrimas en los bosques
pero mirando al horizonte
solo pido una sonrisa aprobadora
que de sangre a una eterna significación;
allí todo tendrá su color.

Habrá… aunque ya no esté. 

miércoles, 7 de enero de 2015

"Un cielo de cielo"

Hubo una vez una noche blanca. Un cielo sin cielo, en el que solo había nada. Allí vivían la rutina, el pasado y un tal presente ameno. Las cosas iban bien: todo dentro de lo planeado, todo dentro de lo normal y lo esperado. Nada se salía de su lugar. Y así se estaba bien. Porque el orden no es malo y los formularios tampoco.

Igualmente, algunas cosas no eran tan simpáticas a la vista. Había razones para hacer y decir las cosas, pero ninguna era lo suficientemente fuerte como para llevarlas a todas. No había un gran horizonte ni un libro de esos que no se leen en un viaje. A veces todo era porque si. Y otras veces, ni siquiera había ganas de buscar un por qué. Pero el latido allí estaba: lento, cotidiano y lejano en algún lugar del cuerpo. Pero estaba, y con eso alcanzaba para seguir a cuestas.

Hasta que un día, algo ocurrió. Un papel se salió de su lugar. Un viento no giró cuando debía girar. Una mancha amarilla comenzó a desperdigarse por el cielo sin cielo. Y las cosas que iban bien, siguieron bien y de repente aún mejor. Y todo lo que estaba en su lugar, se movió. Se produzco un giro que se encargó de teñir al aire de verde. Hasta el silencio puedo escucharse en el bullicio de la primavera saliente.

Un latido resonó firme y luminoso a lo largo de todo el cuerpo. Y más: su fuerza salió al mundo y se escuchó sonar hasta el otro lado del océano. Y de repente, sin que nadie lo imaginase, ya no hubo nada mejor que aquello, que aquel nuevo estado de cosas. Porque se había estado bien, pero se llegó a algo muchísimo mejor. La vida cobró gusto a vida y el sol volvió a sentirse tibio sobre la piel. Todo, todo se despertó.

Y todo, todo te lo debo a vos. 

viernes, 2 de enero de 2015

"Again"

Una luna se vuelve clara
me mira y no la conozco:
¿dónde había estado?
Su luz, su terror romántico
todo sabe igual que antes.

El viento sopla rasposo
ensañado en una misma llaga,
esa que guarda el dolor viejo
y las esperanzas sin regar:
todo vuelve a girar igual.

Noche… noche… como siempre,
vendrá la palabra distraída
y después el susto reaccionario;
el final será igual que siempre:
un después sin un antes (aún verde).

¿Cómo? ¿Por qué sigue sonando?
Es un acorde que aún vibra mortal
ensamblando su mortaja amorosa,
porque allí algún día moriremos
sabiendo que el cielo, quedará lejos.