martes, 19 de septiembre de 2017

"Allí viene el viento de setiembre"

Allí viene el viento de setiembre
con ese aliento triunfal y herido
de un soldado que fue hijo de la Iglesia
y ahora busca la redención del Sol
por ser hijo del tiempo y no de Dios,
por ser nieto del hambre y no del perdón.

Allí viene el viento de setiembre
con las ganas de ser lo que nunca fue:
esa solución sin instructivos
que cae como aguacero sobre el desamor
hasta inundarlo todo con su magia,
esa que cura y también envenena
porque así es el amor cuando es real.

Allí viene el viento de setiembre
barriendo las cosquillas que quedaron sueltas
hasta incendiarlas tan alto en el cielo
que las nubes también sonríen cuando llueve,
después de todo y de tantos cuentos
¿qué es de vivir sin un poco de tormenta?
(mejor que se guarden la respuesta).

Allí viene el viento de setiembre
enredado entre cometas inmaduras
y vaivenes que van y vuelven a merendar
justo cuando el silencio se siente tan culpable
que la primavera madura y se indigna
al punto tal de que toma sus propias decisiones:
morir en lo dulce de la felicidad ajena.

Allí viene el viento de setiembre
y es para mí.