viernes, 27 de diciembre de 2013

"Quiero decirte (a vos 2013)"

Quiero decirte (a vos 2013)
una, dos; un par
de cosas…
no te van
a gustar
a desagradar
a enamorar
a alejar.

Tus meses de verano se me hacen muy lejanos en el recuerdo nublado. ¿Enero? ¿Febrero? Poco recuerdo de ellos. El agua del Atlántico parece querer salarme el alma, pero apenas queda el gusto que anuncia que allí hubo hipertensión entre arena y lunas de carnaval. Alguna foto me golpea y me recuerda que tu verano fue momento de muchas y pocas cosas: comienzos y finales de un amor que se volvería un abrazo constante; días y noches de una playa desconocida que logró cautivarme y hacerme perder en mi mismo; tintes amargos que comenzaba a augurar un camino deshilachado; miedo e incertidumbre, ganas de colapsar sin aún comenzar.

Y aunque la túnica ya es un viejo y encajonado recuerdo, cada Marzo asoma entre moñas azules y cielos celestes esperando volverse blancos al viento. El sombrero de graduación, quedaba colgado en el perchero de la esquina y aquella ventana que se abría y nos dejaba asomarnos al futuro, allá por Marzo, se volvió puerta y nuevo camino. Un mundo nuevo asomaba en el cordón de la vereda. Miedo, esperanza, temor y coraje: todos mezclados y formando un único remache. Pero el comienzo es para comenzar: allá fui, de la mano con amigos y el viento… ese cómplice que a veces tira y otras veces empuja.

Abril de idas y venidas. Mayo de cumpleaños y nuevas conclusiones. Quizás, un Mayo que fue calma… antes de la tormenta. Junio: mes de lluvias suaves pero destiladas de una masa amorfa y sangrienta. El horizonte comenzaba a cambiar. Los cimientos y pilares que habían sido construidos hacía muy poco, luego de una vida maltrecha y pestilente, comenzaron a mostrar sus primeras fallas y así, dieron paso a los temblores de una estructura ideal al paladar, forzada a la costumbre.

Más de la mitad de tus días, se fueron entre mis dedos que se miraban desentendidos. Julio dio paso a lo que ya creía haber dejado atrás. Julio trajo a mi vida un estado que jamás creí volver a padecer. Un coma profundo azotó mi vida, mi arte y mi cama. Una vida posee muchas cosas que dañar: bienes, amigos, cualidades, sentimientos, recuerdos. Pero hay algo, que si se daña, la vida misma se detiene y llega el coma. Cuando las bases mismas de la vida, del hombre, son atacadas directamente en el corazón, todo se detiene y queda en pausa. El motor, no puede ser congelado y pretender que los engranajes sigan funcionando de memoria. El cáncer detiene, congela un alma y a todas las almas que viven unidas a la primera.

La vida ya dañada, volvió a sufrir el puñal en su estómago: quiebres de soles que aleteaban plácidos en el cielo de mis ojos. Una fractura que jamás sanaría por completo. Y una vez más, el temblor se siente en toda la estructura. La filosofía humanista se resquebraja y está a punto de volverse ceniza. Las estrellas se alejan por causas más propias que ajenas: fui razón y consecuencia. Desde allí, todo comenzó a ir barranca abajo.

fueron amigos, novias, enemigos:
abrazos, besos, guerras
que no sucedieron.

Pero lo peor, aún no llegaba. Agosto amaneció en silencio. El torbellino todavía estaba, pero se había callado para si mismo. La mismísima oscuridad llegó como un impulso hambriento a comerse lo poco que quedaba de mi fortaleza. Aunque alejados en cuerpo y no en alma, el adiós definitivo llegó como el golpe que da fin a la guerra: hubo un vencedor (y en esta oportunidad, no ganó ninguno de los dos). Yo perdí. Vos perdiste. Y el enemigo que ahora también vive en casa, nos ganó a los dos. La muerte vino sin que una pata de mono le avisase. La muerte llegó y re arrebató de mi vida. La muerte llegó y te invitó a irte con ella… y se fueron los dos.

Allí, perdí toda noción del tiempo y me olvidé de saludar. Caminaba sin dejar huellas. Ni horizonte, ni razones, ni ganas, ni esperanzas de colores. Allí comprendí que ya no podía solo y que solo estaba. Mi coraza de silencios y pocas palabras, ahora me aislaba del apoyo y las ganas de mejorar. Allí estaba… solo en mi mismo sin saber cómo dejarme ayudar.
Y cuando quedarse en la cama era mejor opción que salir y caminar entre la oscuridad, llegó una mano ajena que me tomó con fuerza y me cinchó hacia adelante.

El dolor, la angustia, las horas calladas tenían que salir. Y el silencio solo se cura hablando. Escuchándose a si mismo. Pensando en voz alta y también en flechas. Al principio forzadas, las charlas de sesenta minutos culminaron en conversaciones amenas y cálidas al alma. Desde las cenizas, no pretendía renacer ni volver construir, solo quería sanar. Y quizás, volver a empezar. Tenía que darme tiempo a mi mismo, escucharme, dejar de mentirme y darme calma. Porque allí, en mi mismo, estaba la fuerza y la esperanza que necesitaba más que nunca. Solo había que desempolvarla. Así pasó la primavera. Y como a mi me cuidaba, cuidé de un brote que encontré en la calle. Lo cuidé como si fuese mi propia alma. Día y noche velaba por él, sabiendo que velaba por mí al mismo tiempo. Y llegó noviembre y aquel mínimo brote que había encontrado solo en el medio de la calle, ahora era un tallo largo con varias hojas que descansaba en mi balcón.

El aliento a final comenzaba a sentirse por las calles de la ciudad y en el transcurrir de tus días. ¿Qué me llevaba? Nuevas caras que me sonreían desde la sinceridad. Profesores, nuevos compañeros, promesas de amistades y amores para pasar el rato. Noviembre dijo adiós rápido y dejó paso a Diciembre. Mes de las consolidaciones y ahora si, del renacer.

En este mes, comprendí muchas cosas. Por un lado, que todo este 2013, estuvo lleno de lágrimas pero que de esos día salados, algo debía guardar en mis bolsillos. Aunque al principio no veía más que dolor, luego pude ver la enseñanza. La vida nos va y nos viene. A veces tiene ganas de mirarnos lindo y otras, nos manda a dormir al sillón. Y está bien. Así debe de ser. Nadie la pasa más mal que nadie. Todos sufrimos lo que tenemos que sufrir y lo que nos hace sufrir. Nadie se va sin haber probado el dolor. Porque si alguien se va sin haberlo hecho, se habrá ido sin probar la vida.
El 2013 en su conjunto, es mi testamento a la palingenesia que está comenzando.

Solo resta decir gracias. No a vos. Sino a los que llegaron. Gracias, también, a los que se fueron, por haber pasado. Gracias por dejarme caer. Gracias por ayudarme a levantarme. Gracias por darme otra oportunidad. Gracias, por permitirme volver a brotar.


Te cierro en mi recuerdo y te mantengo cerca para no olvidarme de lo aprendido. Y me voy, diciéndome a mi mismo: AUNQUE SUSPIRES DE VEZ EN CUANDO… NO TE RINDAS.


jueves, 12 de diciembre de 2013

"Ella y Él: vienen y fueron"

Ella viene descalza
por entre arenas heridas
y pisando truncos jazmines
que el verano dio a luz
como simple consecuencia;
ella ha olvidado los milagros.

Él fue destilado
directo hacia la noche,
esquivando aventuras
y cerrando cerraduras;
previsor de la eternidad
él camina sin pisar
mira y decide no cruzar.

Ella fue princesa de un Cándido
en su más temprano ayer
y aunque olvida la suavidad
aún anhela la altura
de vivir lejos de la realidad:
allí no había cosquillas
de esas que vienen en la mugre.

Él viene buscando sin buscar
el dónde de los cuentos
que le leía a sus soles
cuando recién cosechados
le creían sus mentiras piadosas:
quizás allí estén esperándolo.

Ella se va
masticando sus propios huesos.
Él se va
atornillándose sus pecados.

Ella se fue
lentamente hacia el cielo.
Él se fue
en silencio hasta el portón. 

domingo, 8 de diciembre de 2013

"Testamento a la palingenesia"

No hay nada como morir
para volver a vivir.
Quizás ese sea
el único camino,
el más directo
y el más doloroso,
pero el único camino
que asegura luz
después del fin.

Hojas, letras y algunos libros
es lo único que redacto
y aconsejo conserven,
que no sean tomados
como regalos de un ya no está;
vivencias de un vida
que aún maltrecha
supo encontrar
la avenida al mar.

No hay nada como morir
para volver a vivir.
Dolores, tristezas, guerras,
todos bajo un mismo
y malherido sol de silencio
que conservado en si mismo
tragó heridas viejas
y las remachó con puñaladas nuevas.

Hundido, ligeramente frío
tendido sobre un colchón
que solo sabía de castigos,
allí dormí días y tardes
por no nombrar las noches
esas de pesadillas y sal
amargas al alma,
dulces al fin en si mismo.
Porque un duelo
debe sufrirse sufriendo.

Tal vez no haya
moralejas diluyentes
ni vasos mal llenados,
pero aquí, de frente
a un ataúd que espera
y a una vida que aguarda,
poco importa el resultado:
dolió y eso no cambiará,
ardió y eso nunca se irá.

Firmo y ensobro,
me miro envejecido
y con el alma resquebrajada
no por siete ni trece años:
toda una vida con el saco herido,
no saludo… no hay tiempo,
no respiro… no hay por qué,
no miro atrás… ellos, ya no están.
Entro y cierro,
me silencio vencido.

Abro y salgo,
miro a un lado
observo al otro,
toco el pecho y busco:
allí está el vacío
que ahora sellado
pero aún abismo
irá conmigo al mañana
directo a la vida
que me ha estado esperando.

No hay como morir
para volver a vivir. 

sábado, 30 de noviembre de 2013

"La calma y la muerte"

La calma es tal y a tal punto
que puede sentirse fluir la sangre,
huyendo a toda prisa desde el centro
hacia las lejanías extremas,
porque allí viene, negra y amarga,
con el olor a muerte recién nacida.

Basta con guardarse el aliento
y sentirse solo por un abismo
para percibir cómo se golpean los átomos
entre ellos y entre paredes desnudas
que ahora solo miran y esperan;
allí viene el fin sobre sus tacos altos.

Si con el silencio propio alcanzaba
pero aún fue cuando el mundo
se calló de golpe y para siempre,
las aguas se detuvieron, los cielos se apagaron,
la eternidad quedó en pausa
y allí, más que nunca, se sintió a la muerte
abriéndose paso por entre recuerdos marchitos.

Ya es tarde, la ocasión es venida,
no hay solución cuando no hay problema,
no hay remedio cuando no hay dolor,
no hay calmante cuando no hay quejas.
Allí viene, en silencio y más egocéntrica que nunca
silbando sus estrofas de victoria…

-Llévame
antes de que sea tarde...-

martes, 19 de noviembre de 2013

"Dos"

Como dos sintagmas
que no pueden superponerse,
como dos pensamientos
que no pueden apuñalarse,
como dos recuerdos
que no pueden mirarse,
como dos fonemas
que no pueden decirse a la par,
como dos pares de labios
que no pueden volverse a encontrar.


Liberar el espacio
es misión para valientes
y cuestión corriente
para vividores del día a día,
para románticos oscuros,
hacer lugar para lo nuevo
sería asesinar a los ya muertos,
destruir mundos enteros
con sus habitantes, flora y fauna,
dejar ir…
quedarse en ningún allí.

Como dos puntos sobre la lana
que no combinan cercanos,
como dos manos arrepentidas
que aún siguen demasiado ásperas,
como dos impulsos rebeldes
que están dispuestos a madurar,
como dos momentos del reloj
que no pueden charlar en el mismo lugar,
como dos puñaladas al alma
que no saben qué más arrancar.

Seguir adelante
sin importar lo pisado
es trámite sencillo
para amantes del bullicio urbano,
pero para un lúgubre errante
sería decirle adiós a sus únicos amores,
eliminar la única razón,
dar el paso hacia el precipicio…
Borrar no resulta sencillo
cuando de lo cuestionado
emana el constante impulsor.

Como dos oportunidades
que se pisan los pies. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

"Alzheimer"

Me recuerdo envejecido
entre un montón de lechugas
zanahorias amarillas
y silencios fisurados,
veía de mala gana
con un zumbido en la cabeza,
comenzaba, terminaba,
pero siempre estaba.
 
Me recuerdo ennegrecido
desde la piel amargamente curtida
hasta los pensamientos
que emanaban quejosos
de un centro mal planchado;
triste, solo,
único en su especie.

Me recuerdo maltrecho
entre hojas destiladas
y sentimientos desdichados,
allí, uno solo con la muerte,
viviendo al segundo
y muriendo a lo eterno,
allí, como un bostezo
que nace y nunca se ahoga.

Me recuerdo aún en el dial,
detenido en el mismo de siempre,
esperando respuestas
desde un zumbido mudo
que jamás me robó silencios
ni tambaleó mis instintos:
allí esperé para siempre
hundido en la misma frecuencia.

Ahora… ya no me recuerdo. 

martes, 12 de noviembre de 2013

"¿Nunca has...?"

¿Nunca has querido
silenciar al mundo
y dejar simplemente
que fluyan
las lágrimas
las voces ajenas
las verdades no dichas?

Heme aquí…
Queriendo.
Deseando.
Anhelando.

¿Nunca has pensado
en correr lejos y más lejos
y dejando de lado el mundo
olvidar las rutinas
olvidar las apariencias
olvidar las frustraciones?

Heme aquí…
Pensando.
Reflexionando.
Sinapsiando.

¿Nunca has sentido
una necesidad tan transparente
que con solo sentirla
pareces besarla
emulas crearla
pretendes caminarla?

Heme aquí…
Sintiendo.
Experimentando.
Latiendo.

Ojalá mañana
me encuentre tal vez allá…

jueves, 7 de noviembre de 2013

"Allí en tus pupilas"

A veces me encuentro en tus pupilas
atardecido allí
entre tus pensamientos
y tu visión única de las cosas,
sin sentir razón ni deseos,
simplemente allí,
atardecido en tus pupilas. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

"Somos"

Somos una explosión
que se propaga eterna
como una onda incontrolable
que no sabe de silencios.
Vamos, vamos, vamos
y jamás volvemos.

Somos una ráfaga
que irrumpe en la sala
como un relámpago furioso
que no consigue adolecer.
Miramos, sentimos
pero no reflexionamos.

Somos un destello
que quiebra con la noche
como un beso sin destilar
que no tiene fondo ni final.
Hablamos del mundo,
ese de nosotros.

Somos un impulso
que se apodera del vacío
como una palabra incompleta
que igual es semiología.
Corremos paralelos
en un mismo círculo de fuego.

Somos una estación
que toca destinos y futuros
como un anciano mal armado
que huye sin motivos.
Seguimos a los vientos
y no empacamos eventos.

Somos un grito
que nace clandestino
como una rebeldía inmadura
que solo sabe de dialécticas.
Reímos del reflejo,
nos burlamos de las cadenas.

Somos la muerte
esperando que llegue la vida. 

jueves, 31 de octubre de 2013

"Recuerdo"

Recuerdo
haberme encontrado
entre pastizales ajenos
y razones propias
cuando aún era joven;
eternamente ingenuo
rodeado por tus brazos
longevamente sabios.

Recuerdo
habernos visto
como extraños un día,
justificados al siguiente,
amantes en silencio
en un de repente.

Entre mortales
nos escapamos al cielo.

Recuerdo
pensarte como tonta
mientras me mirabas
aún con tu jerarquía,
leía tu mente y me veía
allí, verde en tus pupilas,
simplemente uno
entre varios simples más.

Recuerdo
que encendías mi paciencia
al arrimar tu cigarrillo
al precipicio entre tus labios,
allí donde me recuerdo
deseoso de muerte.

Abrimos caminos
que por querer no usamos.

Recuerdo… que te veré mañana. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

"No respondas (pero...)"

Hoy te extraño
como si los meses
no hubieran sucedido,
te extraño como
si ayer hubiese sido
el ayer de hace unos meses,
como si recién
te hubiese conocido.

¿Acaso será el día
que llora roñoso
en el ventanal
que ya no da al cielo?
¿Será, tal vez,
las demasiadas alucinaciones
que he sufrido
en la calle y mis sueños?

Hoy te recuerdo
como si tan solo hace horas
hubiésemos tomado un café,
te recuerdo tanto
que aún escucho tu voz
susurrándome por la ciudad,
tanto… que aún
te hablo cuando no respondes.

¿Será, quizás,
causa de las lágrimas
que hoy vi derramas ajenas
en ojos casi propios?
¿Podría, con razón,
deberse a que el tiempo,
aunque lo cure todo,
siempre llega tarde?

No respondas,
pero no dejes de escucharme.

"Atenea y Afrodita"

Evitar ya no puedo
sonrojarme entre libros
al rememorar tu proyección
exhalando conocimientos,
¡ah que bendita combinación
la de Atenea y Afrodita
en un solo relámpago!

Me pienso allí,
subordinado a pocos pasos,
observando y anotando
cada cuestión que replicas,
adorando en silencio
tu humor mal planteado;
me pienso allí
preso de tu reloj y tu boca.

Extasiado me encuentro
por esta primerísima experiencia:
no hay pasado ni otras veces;
primera vez que me enredo
entre mechones tan largos
y células tan dulcemente añejas,
que con plantear teorías
engendran deseos de práctica.

Salgo, me voy sin destino,
no te busco ni me buscas;
no nos busquemos,
porque sin haberlo hecho
el destino con causas propias
nos unió en un salón
de puertas cerradas
y suelo para dos. 

jueves, 24 de octubre de 2013

"Aún remendando"

Nadie dijo que sería fácil
y porque el destino es honesto
esto no está siendo fácil;
difícil tarea
el remiendo del alma.

Aunque sigo caminando
la calle se siente mentirosa
y los días pasajeros:
¿a dónde estoy aferrado
si lo he perdido todo?

Mírenme, háganlo,
no sientan culpa al sonreír,
su vida sigue,
la mía no sale de la pausa,
pero miren, háganlo.

Si me escuchan los exiliados
por favor pronto
lluévanse en alma sobre mí
y háganme sentir en un segundo
que arriba es gratis la paz.

Usted, el de ojos pardos,
¿por qué cree
que tengo los ojos azules?
Se equivoca, no es bendición;
mar estancado de penas aún sufridas.

Silencio.
Allí viene.
Silencio he dicho.
Enciendan las luces y regresen.
Suena el despertador. 

viernes, 18 de octubre de 2013

"Perfume..."

Perfume que me abrazas
apretujándome el alma
mientras tonto me niego
a recibir tus encantos;
ningún caso me hagas,
te quiero tanto así
que te alejo de repente
por miedo a tocarte
y no volver a soltarte.

Perfume que me abrazas
¿quién te ha dado permiso
de invadirme las noches
y dejarme sin días?
Porque aunque no llames
te llamo de acordes callados.
Porque aunque no asomes
te traigo de pies clavados.
Porque eres un ardor
que concluye en curación.

Perfume que me abrazas
te digo aquí te quiero
porque cuando vienes…
me ataca el miedo
y no lo digo (y si lo siento),
y aunque no parezca
quisiera yo no pensarlo
y tocarte
y no volver a soltarte. 
Lo único certero que puedo tener acerca del futuro, es que no será igual a ese pasado que hoy es mi presente.

lunes, 14 de octubre de 2013

"ABC de un cualquiera"

Ácido
Arrogante
Atrevido
Amargo (como el mate)

Compulsivamente mentiroso
cuando la ocasión lo amerita,
entre expedientes
esconde su naturaleza:
que busquen y no encuentren.

Bienaventurado
Baratija
Babilónico
Bipolar y Bilingüe (¿cuenta
el idioma de los Barrigones?)

Impulsado generalmente
por una gula insaciable,
no deja de cargar
con piojos que por placer no se fueron:
no arreglen lo que nunca estuvo roto.

Criminal
Centinela
Cóncavo
Cansado (Cobarde)

Ajenamente cuestionado
se va sin volver en su vida nómade,
no pregunta por qué
simplemente escupe y se va:
habrá otras vidas que arruinar. 

martes, 8 de octubre de 2013

"Voy"

Voy a asesinar recuerdos,
romper los moldes de sellos
estampados en cartas
que nunca tuvieron respuesta,
voy a quemar los manuscritos
de aquellas primaveras
que no salieron nunca del cerebro,
silenciar al presente
para atender viejas heridas.
 
Voy a regalarme tiempo
para así amarrarlo a mis pies
y caminarlo a él
y así él no me camine a mí,
voy desgajar mandarinas
hasta que impregnadas mis manos
queden con ese perfume de vida:
siempre habrá semillas amargas
entre medio de sonrisa y risa.

Voy a dejar de vivir por un instante,
voy a clausurar mi interna
y encerrarme en mi mismo
con dos vueltas al alma,
voy a inducirme un coma
pera tocar la muerte con los ojos
y poder ver y reflexionar
lo que solo llega antes que el final:
voy a entender y cambiar
(bienaventurada la muerte
que trae más y mejor vida).

Voy a cambiar la ruta de siempre,
voy a doblar una esquina antes
y a perderme queriéndolo
para no buscarme sin quererlo.
Voy a volverme cielo
que cubra la ciudad entera
y haga caer los velos
de una vida mal interpretada,
de un latido que es tomado en vano,
de un segundo que se pierde
pensando en el que vendrá.

-¿Me abrís?-
-…-
-Me voy- 

viernes, 4 de octubre de 2013

"Tan solo un golpe (por favor)"

Quisiera escribir,
poder soltar las letras
y que solas se juntasen
a la vanguardia de mi alma,
que se miren y se entiendan
sin decirse una palabra,
que vayan, lejos,
y vuelvan más sabias
y deseosas de curarme.

¡Quisiera dar
rienda suelta a mis versos!

Las posibilidades: tantas,
las realidades: demasiadas,
los tiempos: cortos y ajenos,
la necesidad: vital y con apuro,
las maneras: esclavistas.
¿Dónde están
aquellos rituales sin rima
que desahogaban al aún con aire
y destilaban las penas?

¡Quisiera poder
tallar soles sin paradigmas!

Escucho llorar a mis entrañas,
quejosas en esta tapera
que las reprime y golpea,
porque aún con heridas frescas
pueden oler el afuera:
dulce primavera que emerge
detrás de dos, tres, seis barrotes.
¿Por qué veo el sol asomar
cuando sigo encadenado
a un tiempo muerto?

¡Quisiera volver
a vivir viviendo la vida!

Un relámpago azul,
un beso canicular,
una fiebre casi eterna,
un golpe… de inspiración
(y esperanza). 

viernes, 27 de septiembre de 2013

"Rayos y centellas"

Caen los rayos desde el Olimpo
desgajando la insulsa noche
que no invita ni se desvela:
es noche por castigo,
porque le tocó ser eso y no otra cosa.

Vuelan las saetas en el cielo
y vienen a hundirse en mitad de mi cama:
me miran llenas de veneno
y me preguntan de cuerpo cerrado
“¿dónde queda la guerra?”.
Y les mentí. Y entonces hubo paz.
(¿viste mamá cómo mentir
no siempre es malo?)

Gritan en silencio por entre las tumbas
las brujas sin escoba ni caramelos,
buscan, buscan, y no encuentran;
me miran y me piden indicaciones:
de mi mano vuelven a su caldero,
y ya cuando me iba, siento el embrujo:
caigo febril en la cocción de la cena.
(¿viste mamá cómo a los buenos
no siempre le pasan cosas buenas?)

Brotan esperanzadas y tibias
las sonrisas de las recientemente viudas,
tejen, cocinan y caminan para pensar,
proyectan el futuro, quizás un viaje:
buscan pasajes, boletos o quien las lleve
pero a la mañana siguiente, en la ciudad,
no hay alas, no hay carbón, no hay voluntad.
(¿viste mamá como querer
no es poder?)

Nadie entiende
condenas ajenas.

domingo, 22 de septiembre de 2013

acuérdese que uno nunca está solo: siempre está Bradbury esperándolo para llevarlo a la luna... 


domingo, 15 de septiembre de 2013

"Me enamoré de mi peor enemiga"

Me enamoré de mi peor enemiga. Me enamoré de quien me saca las canas más verdes y los moretones más violetas. Me enamoré de esa mujer que cuando no habla, me enloquece y a la misma vez me conquista.

¿Será su piel tostada por el corto pasar de los años bajo el sol de la tarde? No lo creo. Eso no alcanza. Uno no puede enamorarse de la piel más perfecta, más transparente y opaca a la vez, más narradora de historias que las propias palabras. No, no alcanza.

¿Será el tinte de los acordes marrones que se esconden en sus ojos? Seguramente no. Eso no alcanza. Solo un tonto se enamoraría de una mujer porque tiene los ojos más grandes del mundo. Un mundo interminable. Un universo entero que jamás alguien podría terminar de descubrir. Definitivamente habría que ser un tonto para eso.

¿Será ese millón de mujeres que habitan en una misma habitación dentro de su personalidad? No suena convincente. Un día es la más dulce de este lado del Atlántico. Al siguiente, parecería que las hormonas de Fiona estaban por montones en su café mañanero. Una tarde puede ser la niña más tierna y amable, y a la noche, de ese mismo día, puede ser la adolescente más rebelde y guerrera que habita en las selvas del norte de América. Habría que estar demasiado mal de la cabeza como para enamorarse de alguien así.

Me enamoré de mi peor enemiga. Me enamoré de quien me provoca las más ardientes migrañas, con tan solo una ironía a la pasada.  Me enamoré de un comienzo que ya había terminado…

Me enamoré de mi peor enemiga, y aunque peleé la batalla más tercera de todas, sé que no habrá tregua: ella quiere paz, y yo quiero guerra

viernes, 13 de septiembre de 2013

"De decepción en decepción"

Vivo de decepción en decepción,
o decepciono, o me decepcionan.
¿Por qué?
Porque así somos:
humanos hasta para vivir.

Siempre esperé mucho
de quienes esperan
pero dan poco,
fueron amigos, novias, enemigos:
abrazos, besos, guerras
que no sucedieron.

Vivo de decepción en decepción,
decepcionando a los fieles
y siendo decepcionado por dios
(y decepcionándolo a él),
¿por qué?
porque así son las cosas:
insaciables hasta de fe.

Alguna vez pensé
en dejar que la lluvia
cayera sobre mi, y mojarme,
y que no importase la humedad,
pero lo hice y salí herido;
no sabemos vivir en libertad
(de pensamiento y prejuicios).

Vivo de decepción en decepción,
sabiendo quien me va a decepcionar
y golpeado por quien no sabía
también puede ignorar en el lecho final.
Amigos… pocos,
¿por qué?
porque así son las cosas:
no estamos dispuestos a dar
lo que no nos dan.

jueves, 12 de septiembre de 2013

"Sonreír-Solución"

Viene a nacer el bostezo
entre utopías que no florecieron
y una primavera llana
que siendo tan anhelada
se truncó de camino
y llegando a destino con los ojos cerrados
dejó caer de sus manos
la tormenta más terriblemente azulada
que podría habernos azotado.

Como una ola expansiva
que baña la mañana giratoria
el bostezo se contagia y se condensa,
la atmósfera se raja en su mitad más inocente
y se sonroja y empalidece:
siente el miedo de vivir antes de morir,
así el firmamento se vuelve el límite
que detiene a los viajes febrilmente espaciales
propuestos por los cuentos y los niños.

Algunos se esconden en sus flores de plástico,
otros intentan fotografiar de un solo disparo
todo el mundo que muere
que una vez tuvieron al alcance de una llave
y que ahora desesperados
intentan recordar para ser menos miserables,
y en ese intento, igualmente,
siguen perdiendo el segundo a segundo:
la vida no los espera más que en la terminal.

Si tan solo… no.
Sería imposible un contraataque como ese,
no hay suficientes dispuestos,
nadie podría luchar de ese modo,
sería ir en contra de sus miedos, de sus tristezas,
sería pedirles que por un instante
mirasen el medio vaso lleno… o no,
más simple podría ser aún,
por un momento, solo deben dejar de pensar,
no hay vaso, no hay miedos, no hay despedidas:
solo hay un futuro que espera llegar
y depende de nuestra guerra para hacerlo.

Cubran las flores que fueron mariposas,
destapen los recuerdos más sonrientes
y sonrían y no se detengan al hacerlo:
si el mundo entero en un mismo tiempo
se uniese en una sonrisa calidamente gigante
el cielo temería por sus actos
y los enemigos retrocederían
y la noche volvería a llenarse de luz
y los sueños que una vez se vieron truncados
renovarían la esperanza,
incluso las utopías sin florecer
florecerían sin poder detenerse
bajo la primavera más enamorada de todas…

¡Solo sonrían
y miren todos hacia el cielo!
(por favor).

     

Plain White T's - Rhythm Of Love

domingo, 8 de septiembre de 2013

Coldplay - "Atlas"

espero que reflexionen al escucharla, y que cada nota, despierte en ustedes al menos una parte de todos los sentimientos que hizo despertar en mi.

jueves, 5 de septiembre de 2013

"¡BASTA!" (cortometraje)

Corto realizado por gente amiga. Gente que puede llamarse gente. Gente en la que está depositada la esperanza de nuestro futuro. Gente, como ellos, nos salvará del peor de todos los estados: el desamor. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

-¿cómo estás?-
-mal-

-¿te conté que me compré un reloj?-

"Tocando fondo"

Las lágrimas
corroen estas hojas
que con el corazón aún herido
vengo a acariciar
buscando sanar
o al menos calmar el dolor.

No hay muchas palabras
que pueda ya decir,
lo he dejado todo
en papeles que todavía vivos
me miran tristes
desde sus ataúdes oscuros.

El ardor es evidente,
la culpa intermitente,
la desesperación
y el desahucio permanentes,
la soledad, triste y sola,
para siempre.

Definitivamente
debo comprender sin desdén
que no existe el equilibrio:
los buenos no tendrán días soleados
y los malos no vivirán en la tormenta;
el pueblo paga lo que el rey no hizo.

Un sol de cristal
duerme sobre mi cabeza
y una cruz de madera
lo acompaña atada,
pero no importa,
no hay nudo que impida despedidas.

Así que
no digo gracias esta noche,
no cierro los ojos y respiro,
y con las venas hirviendo
dejo de mirar hacia el cielo;
le doy la espalda al creador (asesino). 

lunes, 2 de septiembre de 2013

"Evidentemente, perdí la guerra"

Evidentemente, perdí la guerra. Ni los muros, ni los poetas soldados, ni las flores del mal, ni los gestos altruistas, ni las miradas llenas de lágrimas; nada pudo contra el enemigo.
Podría ponerme a filosofar, casi que en forma de auto venganza, sobre el por qué de mi derrota, pero hacerlo, no significaría nada. Porque esta vez, no quiero aprender de las cenizas. Porque en realidad, el fuego no quemó tantas palabras mal dichas, sino que arrasó, por el contrario, con las no dichas. Así que juzgarme y juzgar lo ocurrido, no sería más que recordar algo que intento olvidar.

Llovieron noches venenosas durante mucho tiempo. Y no hubo pueblo en mi patria que no bebiese de esos charcos hediondos; no por haber perdido el olfato, sino porque no había alternativa. La salida nunca tuvo un cartel por encima que dijera “aquí estoy”. Los suelos y las nubes se complotaron para hacerle perder el camino a cualquier valeroso errante que estuviese decidido a escapar de aquella masacre. Del mismo modo, aquellos que encontraron la salida, no pudieron volver. No porque no lo quisiera, ni porque ellos no lo quisieran, sino porque alguien más no lo quiso, y si ese alguien no quiere, querer ya no es poder.

Recuerdo con densa melancolía, aquellas mañanas en las que los campos amanecían callados desde el horizonte. Con las primeras luces de la aurora, los caballos trotaban lento por encima del rocío y las madres se levantaban con el canto de flores y pájaros que se reencontraban tras una triste noche separados. Lentamente las voces de los niños y el ruido de las páginas de los diarios siendo pasadas, comenzaban a volverse eco en el silencio del verde. Luego venían las risas y las despedidas de almohada y café.
Los brotes verdes se desperezaban sobre la tierra y el sol comenzaba a llover sobre sus cuerpos. La vida nacía en cada rincón del pueblo. Así lo quería la mañana. Así lo veía yo desde mi balcón. Así lo quería el que cuando quiere, puede.

El mediodía siempre tenía aroma a sopa. Las verduras hervían cariñosamente en las ollas de metal, mientras los niños volvían de la escuela con las túnicas manchadas de juegos y sueños nuevos. Recuerdo el aroma de los arbustos de cedrón que la brisa hacía golpear contra mi puerta.
Ya cuando el sol daba tregua, la tarde sabía fresca y podía verse cómo las ruedas, las pelotas y las muñecas, todas salían a jugar en las calles vacías.
Como si pudiera hablarle, recuerdo a una anciana que todas las tardes, a la misma hora, sacaba una silla a su puerta y se sentaba a tejer. Siempre confeccionaba algo distinto, con colores alegres y a veces tristes; según decía ella, eso dependía de cómo se sentía. Cómo olvidar el color de aquellas lanas que asomaron el día que todo se vino abajo… Jamás podré olvidar aquel profundo carmesí que corría por entre sus agujas.

Prefiero no evocar las noches. No porque no fuesen hermosas y febrilmente pasionales. Sino porque una noche como cualquiera otra, fue cuando nuestro pueblo fue azotado por el yugo tirano del destino… y como ya dije, no recordaré algo que intento olvidar. Los ojos todavía respiran sal de tantas lágrimas derramadas y las cicatrices en mis brazos, piernas y cuello, aún laten con rabia y desdén. Asimismo, aún puedo oír en mi cabeza los gritos de los pueblerinos al ver como el fuego consumía sus casas y a sus seres queridos. Ese dolor quedará impregnado en mi mente para siempre y por siempre, como el recuerdo de que la muerte, no olvida ni llega tarde.

Reconocer los errores forma parte de cualquier plan de reconstrucción. Está en la tapa de cualquier libro. Pero, ¿qué pasa cuando los errores apenas fueron una parte de la devastación? No hay portada, prólogo o novela entera que diga cómo actuar contra el destino.

Heme aquí ahora, tomado de las manos con los sobrevivientes. Mirando cómo ha quedado nuestro querido pueblo. Habiendo rescatado las pocas semillas que quedaron de un lugar donde todo era vida. Dispuestos a dejar nuestra alma en el futuro. Porque estamos confiados de que lo mejor está por venir. Pero estamos tristes, solos, destruidos en cuerpo y esperanza. La venda es grande y los cuidados intensivos, pero el temor jamás dejará de asomar en cada casa que volvamos a levantar, en cada árbol que enderecemos, en cada madre que engendre vida en su cuerpo.

Recuerdo que sin que fuese fin de año, rompimos los calendarios y los echamos al fuego que casi se consumía. Recuerdo que alguien dijo “estamos volviendo a empezar, con las lágrimas en los bolsillos, haciéndonos pesar el dolor que vivimos, pero con el cielo en nuestros ojos, recordándonos que el futuro podrá nublarse, podrá despejarse, podrá poner el sol sobre sus hombros…”. Recuerdo que aquel silencio que solo había antes de que despertara la mañana, luego de la guerra, nos duró mucho tiempo a todos, e incluso hoy, de vez en cuando, a cualquier hora, si uno cierra los ojos, puedo sentir el silencio en algún lugar del campo…

miércoles, 28 de agosto de 2013

"Brotar de nuevo (siempre se puede)"

Ponete estos lentes
y mirá
y aprendé.

Débil y asustado
nace el brote en la tierra,
se encuentra solo
y a veces rodeado de más grandes,
pero allí está,
recién nacido
y con la esperanza
aún sin lastimar
.

Comienza a abrirse
y le cuesta entenderse,
pero pasan los soles
y poco a poco aprende
qué lo lastima
qué lo hace sonreír
qué significa que esté más verde
y qué es esa flor
que quiere salir de su estómago.

Pronto se vuelve fuerte,
rudo contra los vientos
y perseverante cuando no llueve.
Pronto se vuelve más firme,
toma lo que puede sin pensarlo;
ya nadie cuidará de él más que él mismo.
Pronto se mira pies abajo
y se descubre solo y más grande:
¿cuándo se le habrá ido la primavera?

Un día como cualquier otro
se da cuenta que ya es invierno,
le duelen las raíces
y la tierra ya no le da lo que necesita.
El viento lo empuja con furia
y la fiebre le quema en el tallo.
Hazme semilla
para volver a brotar
”, le pide al cielo.
Y nadie responde, y nadie detiene la tormenta.

El sol se apaga de golpe,
el aire se siente más seco
y la tierra que lo abrigaba
ahora es dura y brillante
más oscura que el cielo
más abrigada que el pasto.
Está completamente desnudo,
frío, solo, tieso y sin alimento.
Algo se acerca y lo mira,
se acerca todavía más
y le arranca la cabeza:
el sufrimiento se va
el hambre se sacia de golpe
la sed desaparece en la humedad.

Abre sus ojos verdes
y comienza a descubrir:
hay brotes a sus costados,
hay árboles cerca
y hay un manantial
que emana vida líquida
sin que nadie lo detenga.
Y sin darse cuenta,
se mira a si mismo
y no se reconoce:
le han cortado los problemas
directo desde la raíz
y ha vuelto a ser brote
con la esperanza
aún sin lastimar
.


Sacate los lentes
y mirame
y decime:
¿entendiste?