miércoles, 4 de septiembre de 2013

"Tocando fondo"

Las lágrimas
corroen estas hojas
que con el corazón aún herido
vengo a acariciar
buscando sanar
o al menos calmar el dolor.

No hay muchas palabras
que pueda ya decir,
lo he dejado todo
en papeles que todavía vivos
me miran tristes
desde sus ataúdes oscuros.

El ardor es evidente,
la culpa intermitente,
la desesperación
y el desahucio permanentes,
la soledad, triste y sola,
para siempre.

Definitivamente
debo comprender sin desdén
que no existe el equilibrio:
los buenos no tendrán días soleados
y los malos no vivirán en la tormenta;
el pueblo paga lo que el rey no hizo.

Un sol de cristal
duerme sobre mi cabeza
y una cruz de madera
lo acompaña atada,
pero no importa,
no hay nudo que impida despedidas.

Así que
no digo gracias esta noche,
no cierro los ojos y respiro,
y con las venas hirviendo
dejo de mirar hacia el cielo;
le doy la espalda al creador (asesino). 

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