lunes, 29 de junio de 2015

"Recuerdo... que te olvido"

¿Te acordás de aquella vez en la que hablamos hasta la madrugada? Era verano, me acuerdo muy bien. Fue de las pocas veces que me quedé en tu casa hasta tan tarde; quizás la única. Hablamos de ella, de ustedes y un poco de nosotros. Teníamos hambre, pero la conversación apenas nos dejaba respirar. Hablamos como solíamos hacerlo: tan concentrados que parecíamos distraídos.

Recuerdo lo que venía sucediendo. ¡Mirá que la sufrimos! Pero también nos reíamos. Nuestros amigos jamás nos dieron la espalda. Y ya sabes quién siempre estaba para hacernos sonreír con sus guarangadas. Éramos felices. Llenos de contradicciones y sentimientos confusos, pero felices. Supongo que era porque teníamos cosas por las que alegrarnos como buenas notas o haber pasado el último nivel en la computadora. Ahora que lo veo en retrospectiva, estimo que éramos felices porque nos teníamos el uno al otro. Y con eso, en gran medida, alcanzaba.

Recuerdo que la ventana estaba empañada cuando me fui… Qué curioso, ¿por qué estaría empañada si era verano? Tal vez… No… No puede ser. ¿Era julio? Hasta hace poco todo estaba tan claro. Recuerdo que dormí en tu cama y tú en el sillón… y me tapé hasta la cabeza. Era julio. No era verano. Estábamos en invierno; un invierno que rajaba los vidrios. Pero sí era de madrugada, eso sí está claro.

Recuerdo que hablamos hasta tarde… No puedo dudar de ello, porque esa fue la razón por la que me quedé a dormir donde usualmente no me quedaba. Y hablamos de ella… y de vos y ella… y de nosotros… ¿De qué hablamos, en realidad? Sé sobre quién hablamos, pero no recuerdo ni una palabra de los que dijimos. “Arriesgate”, “No sé qué puede pasar”, “Mejor no digo nada, vamos a dormir y mañana vemos”; recuerdo frases como esas. Momentos sueltos que se unen lejanos. Pero no logro esclarecer a qué llegamos: ¿qué hicimos? Bueno, sí, sé qué hicimos: recuerdo cómo concluyeron las cosas. Pero no qué pasos exactos decidimos tomar. Es tan extraño… porque éramos tan meticulosos. No lo entiendo.

Recuerdo que hablamos de amor. El tema te tenía muy preocupado. Por eso nos quedamos despiertos hasta tan tarde. Tenías que tomar una decisión; bueno, teníamos que hacerlo, porque en aquel entonces no dábamos un paso que no fuera en conjunto. Era nada o todo por ella. Ella… Sí, ella… ¿Quién? ¿Te acordás de quién hablábamos? Sé que hablábamos de una ella. Porque recuerdo tu rostro: tenías la mirada cansada y el corazón resonando en tus mejillas. Pero no logro acordarme de quién hablábamos con exactitud. No tiene sentido.

Recuerdo que hablamos hasta la madrugada. Nunca habíamos pasado tanto tiempo juntos. Nunca… nunca pasamos tanto tiempo juntos. ¿Lo pasamos? ¡No puede ser! ¡No me acuerdo! Hasta hace un instante tenía la certeza de que habíamos estado ofuscados por horas en torno a discusiones infinitas, y ahora ni siquiera logro establecer hasta qué hora lo hicimos. Quizás… No. Tal vez… Me rehúso a creerlo. Pero solo quizás… quizás no hablamos. Quizás estuvimos en silencio. O tal vez… ni siquiera estuvimos juntos esa noche.

Recuerdo… recuerdo cada vez menos. Ahora solo tengo claro que tengo miedo a olvidarte. A olvidar lo más básico de nuestros momentos: tu forma de hablar, los temas de conversación, los lugares que frecuentábamos. Te olvido. A cada día que pasa te olvido un poco más. Se borran nuestras charlas. Se borran nuestros abrazados no dados. Como un montón de hojas de otoño… que un viento frío esparce por el aire y el tiempo.

Recuerdo… que aunque me lastima el alma y no quiero hacerlo, igualmente te olvido.


¿Qué hago? ¿Me escuchás? ¿Te acordás de mí…? Porque yo creo que no sé quién soy desde hace mucho tiempo.


miércoles, 17 de junio de 2015

"Un amor de los de antes"

¿Qué vive ardiendo
entre tus ojos y mi alma
que nos hace desearnos en silencio
cuando el tiempo aún vive
como una rutina asesina?

¿Qué nos pica cosquilloso
entre tu boca y mi destino
que nos vuelve locos sin paz
cuando la ciudad aún quema
como un frío desaire de junio?

¿Qué grita desde lo profundo
en el encuentro de tu abismo y mi cielo
que nos deja los sueños sin aire
cuando las mentiras aún cantan
como un recuerdo mal guardado?

¿Qué hace
que entre vos y yo
el amor crezca y siga vigente
aún cuando la distancia suspira
como una prueba clandestina?

A nuestro amor
no lo hace más nada
que el amor siendo lo que es:
un amor de los de antes.