domingo, 30 de junio de 2013

quebrarse para volver a caminar...

necesito respirar y quedarme en silencio. necesito quitarme estas ropas y dejar atrás las desdichadas tardes con lágrimas y mates fríos. necesito, en esta noche de invierno, cerrar los ojos... para volver a abrirlos en una tarde de primavera. 


Garo Arakelian - "La música del bar"

¡PUEDO ABRIR UNA BRECHA!

"Camino herido"

Camino herido,
profundamente herido
en mi costado izquierdo.

Escucho los gritos,
los sollozos golpeados
de un lugar donde hubo puñal
y ahora vive una hundida soledad.

Camino herido,
recientemente herido
en lo más terroso de mis palabras.


Silenciosamente separados
tomamos rumbos con horizontes distintos,
tu misión se hace cobarde;
mi causa nace de tu inmadurez.

Camino herido,
triplemente herido
por uno, dos, tres desamores (desdichados).

Viene a morir a mis brazos
la sonrisa que supo ser esperanza,
no me mira a los ojos
y se va, se va en silencio y sin mirarme
(se va sin que la echen…).

Camino herido,
pero aún herido
sigo caminando. 

miércoles, 19 de junio de 2013

"¿Dónde estarás?"

Miro hacia el cielo
y me pregunto en silencio
¿dónde estarás?

La mano se va al bolsillo
y toco un supuesto papel,
lo saco, lo abro, y rompo a llorar.

Leyendo tus letras
recuerdo tus palabras;
¿cuándo te quedaste en silencio?


Respiro y te invoco entre lágrimas,
leo en voz alta y te escucho hablar:
“mira hacia el cielo
y no volverás a sentir el silencio”. 

domingo, 2 de junio de 2013

"Quiero... y no"

Quiero decirte
y clausuro mis labios.
Quiero verte
y cierro mis ojos.
Quiero tocarte
y me corto las manos.
Quiero escucharte
y me voy,
me alejo
y no vuelvo.

Me gusta la soledad,
no lo niego,
me encanta saborear
como el aire
flota solitario
sobre mi cuerpo frío
sin sábanas ni acompañante.
Pero hay algo más,
hay un algo que no vive
pero pica en el corazón.

Quiero anhelarte
y me arranco el alma.
Quiero escribirte
y rompo las hojas.
Quiero cuidarte
y me vuelvo rufián.
Quiero beberte
y me emborracho
de otras tonadas
con otros sabores,
más baratos
y menos complicados.

Allí viene el no
luciendo su traje
y otras formalidades,
viene seguro de sí mismo,
viene sabiendo que un no
siempre será un no.
Pero se resbala y aún no ha llovido
y se mancha su traje
y se quiebran sus formalidades
y a seguro se lo llevaron preso.
Y ya no viene el no
(y tampoco viene el silencio).

Quiero quererte
y uso la razón.
Quiero abrirme para ti
y pierdo las llaves.
Quiero correr a tu lado
y me abrochó el cinturón.
Quiero dejar atrás el mundo
y tomar un avión
dos aviones
un tren, un ómnibus,
robar un auto
y embarcar,
quiero dejar atrás el mundo
y llegar donde deba llegar
para tan solo tenerte ahí,
tiesa, inmóvil, pálida,
y ahí tenernos a los dos;
muertos creyendo estar vivos.

Llega tarde,
pero llega al fin
el silencio congelado…
y nos mira.
No dice nada
mientras lo va diciendo todo.
Se va y nos deja,
vacíos y limpios,
nuevos y con recuerdos.
“Te toca”, pienso en voz baja.
“Te toca a vos”, piensas de labios cerrados.
-Te quiero,
¿me querés?- decimos al unísono.

Nos miramos,
nos besamos
y nos echamos a reír.