domingo, 30 de abril de 2017

"Acuarela"

Las cosquillas se vuelven tormenta,
la razón vence y todo se entiende:
no es el momento, no es la ocasión,
el camino seguirá intacto
y el amor nos dirá adiós.

El silencio vivirá otra vez,
el tiempo recordará la estricta distancia
y el saludo de cada mediodía tardío
será siempre la única huella intacta
de un amor que no se escribió.

El aullido se hará noche sin ciudad
y el aire olvidará las sonrisas fugaces
de los amantes que jamás se besaron
pero que cometieron la más grave infidelidad:
mirarse con el deseo de amarse.

La lluvia llega tarde, pero llega
y como un ácido que todo lo asesina
el agua quiebra el borboteo del reloj
y en un instante desparramado
nuestro amor se diluye como una acuarela.

Y ese mundo que podría haber sido
queda olvidado en un lienzo por siempre blanco. 

jueves, 27 de abril de 2017

"No vuelvas a olvidarte"

¿Cómo estás? ¿Cómo has estado? Vengo a hablarte por un rato, para saber cómo andás y para decirte algunas cosas que estuve pensando en los últimos días, sobre todo después de ver algunas cosas que has dicho o escrito por ahí.

Mirame a los ojos y decime: ¿qué estás haciendo? Vos y yo conocemos muy bien esta historia, desde cómo empieza hasta cómo termina. ¿De verdad querés volver a pasar por eso? No lo creo –al menos, yo no quiero–. ¿En serio pensás que lo que sentís ahora puede llegar a ser más fuerte que lo que vas a sentir después? Y ambos sabemos que no me refiero precisamente a que lo que sentís ahora se vaya a transformar en algo más lindo y más fuerte: eso también va a pasar, pero no será el final. Eso puede que vaya en el medio, quizás un poco más cerca del desenlace. Pero peor será entonces. El final lo conocemos muy bien, siempre lo supimos. Ambos terminaremos tirados en el piso, con el corazón desangrado y con el deseo intacto de no querer volver a enamorarnos nunca más.

No lo hagas. No vuelvas a hacerlo. Así estamos bien, ¿no? Vos mismo me dijiste un montón de veces que ahora tu vida tenía más sentido, que le dedicabas más tiempo a cosas que considerabas que realmente tenían valor… en vez de estar todo el día pensando en cuánto falta para la hora del beso. ¿Vas a perder todo lo que ganamos en este tiempo por las ganas que tenés de darle un beso? No es justo que lo hagas. No te merecés eso –no me merezco eso–. ¿Vas a dejar que tu vida vuelva a girar por los mismos campos? Por favor, no ahora. Date más tiempo. Date más aire. Date más de vos. ¿Dónde quedó aquella promesa de un año sobrio?

¿Te acordás cuando dijimos que tenías que quererte antes para amar después? ¿Te parece que ya llegó ese después? Creo que no. Creo que te estás dejando llevar, que estás dejando que cada cosa te arrebate el pulso de manera tal que puedas sentirte vivo, aunque sea por unos segundos. ¿Pero eso es vida? ¿De verdad? No. No lo es. Vida es lo que hemos venido sintiendo en los últimos meses, dedicándonos tiempo a nosotros mismos. No me dejes ahora… estamos tan cerca de encontrar nuevos caminos, nuevas aventuras, de cumplir tantos sueños o de empezar a soñar otros. No te vayas. Por favor.

Sé que ella es diferente, que tiene muchas cosas que de verdad te gustan, que por momentos te gustaría pasar toda la tarde a su lado. Pero… ¿de verdad es el momento? No lo creo. Al menos, eso pienso yo, que te he seguido los pasos desde el día en que naciste: nadie podría negar que he estado pegado a ti como una sombra. Créeme: sé de lo que te hablo. No nos conviene, no es el momento, no es la oportunidad. Si lo pensás por un minuto, incluso su propia situación te hará entender que no es el momento: su corazón no está abierto para ti. ¿Vas a esperar a que lo esté? No te merecés eso. No tenés por qué esperar eso.

Respirá hondo… y seguí caminando por las mismas calles que veníamos frecuentando en las últimas semanas. Respirá hondo… y seguí, no te detengas. Por favor. No vuelvas a olvidarme, no vuelvas a olvidarnos, no vuelvas a olvidarte. No vuelvas a dejar que todo se vaya por la borda.

Yo te digo que no…. pero vos hacés lo que quieras.

lunes, 24 de abril de 2017

"¿Nunca te has preguntado...?"

¿Nunca te has preguntado
qué te gusto tiene…
qué pasaría si…
cómo se sentirá…,
con la ilusión de querer una respuesta,
pero con miedo a conocerla?

Hasta las más complejas teorías
nacieron de un nudo de dudas:
alguien una vez dudó tan fuerte
que se balanceó entre el tenso ir y venir
de un “sí” (quiero) y un “no” (pero quiero),
y al final… querer es poder, ¿no?

Si de algo nos habrá valido la duda
al final del día fugaz
será para dar comienzo a la aventura:
¡dudemos, sí, claro que teneos que dudar!
pero después, saltemos y dejémonos caer
hasta volver y saltar y otra vez caer.

¿Nunca te has preguntado
qué pasaría si de repente,
en lugar de encontrar las razones
para hacerlo o no hacerlo
y repetírtelas en el frío silencio,
solo dejás que suceda lo que el viento quiera?

¿Nunca te has preguntado
si es mejor esperar en esta vida
que vivir mientras matamos la espera
y al final el tiempo se encargue
de hacer de la vida una sala
donde ya nadie recuerda qué espera?




viernes, 21 de abril de 2017

"Si me voy para siempre"

Si me voy para siempre
la eternidad ya no valdrá
y ese tiempo que tanto dolió
solo será cenizas en el aire
y arena en el fuego redentor.

Si me voy para siempre
mis recuerdos se irán también
y todo lo que solo soñé
vivirá escondido en mis versos
que morirán en el silencio de un borrador.

Si me voy para siempre
¿cuál será nuestra última charla?
¿cómo habrá sido el último beso?
¿qué habré pensado por última vez?
¿dónde habré llorado antes de no decir adiós?

Si me voy para siempre
el cielo llorará algunos días
y el viento agitará la nostalgia,
pero el Sol asomará redondo de nuevo
y la tempestad de mi ausencia
no será más que una nube pasajera.

Si me voy para siempre
puede que sí:
que el chocolate te sepa más amargo,
que las palabras te tiemblen un poco más,
que el mundo te mienta y que más nadie lo diga.

Si me voy para siempre
siempre habrás sabido las razones.

jueves, 13 de abril de 2017

"¿A quién voy a amar?"

¿A quién le voy a decir
todo lo que no te dije
cuando podías escucharme
(y también responderme)?

¿A quién voy a besar
cuando el Sol se vaya
y la despedida en el cielo
sea la ocasión perfecta?

¿A quién voy a mirar
todos los días de mi vida
para darle sentido a todo
y que todo valga la vida?

¿A quién voy a querer
todo lo que puedo y más
hasta quedarme dormido
y volar por la ciudad?

¿A quién voy a escuchar
(si ya no podés responderme)?

¿A quién voy a amar
(si ya no estás para amarme)?

sábado, 8 de abril de 2017

"Sobre el amor, las parejas, el estar solo y la soledad"

¿Qué tal si hablamos de un par de cosas que, por ser demasiado comunes, suelen evitarse? ¿Y si nos ponemos serios –aunque no tanto– y nos miramos al espejo, evitando al menos por una vez ese reflejo insolente que nos responde la mirada, y tratamos de ver más allá de nuestro cuerpo? ¿Por qué no hablarnos a nosotros mismos? Después de todo, ya lo dijo alguien una vez: uno nunca está solo, porque siempre puede hablar consigo mismo.

Vayamos al punto: quería hablarles sobre el amor, las parejas, el estar solo y la soledad. Repasemos algunas frases categóricas que vale la pena tener presentes. Estar solo no quiere decir estar disponible, pero tampoco quiere decir estar en la búsqueda de no estarlo. Estar en pareja no implica estar enamorado, así como estar enamorado no conlleva querer estar en pareja. Estar solo no quiere decir que uno esté en soledad: al contrario, estar solo implica, entre otras cosas, tener más tiempo para estar con uno mismo. Aunque estar solo tampoco quiere decir que uno esté en armonía interna: tanta soledad puede recordarnos todo el tiempo la empecinada necesidad de estar con alguien para no tener que escucharnos. Estar solo no implica querer estar con alguien, pero estar solo tampoco significa querer estarlo.

Varios ríos de tinta hablan sobre la necesidad de quererse a uno mismo: quererse antes para amar después. Pero, esta vez, ese no es el asunto central de estos renglones. Va más allá de eso, tal vez más acá, un poco antes. ¿Por qué amar? ¿Por qué querer? ¿Para qué dejar que el corazón funcione como algo más que un órgano de vital importancia? Allí está la cuestión: ¿en realidad elegimos amar o la vida nos impone el amor –o la necesidad de enamorarse, que no es lo mismo– a todo momento?

Las películas, los libros, las canciones: la cultura toda se ha embanderado desde siempre con la imperiosidad de enamorarse para sentirse realizado y no perderse de uno de los hitos más importantes de la vida humana. ¿Pero es tan así? ¿Quién dijo que la vida no es vida sin amor? Que quede claro, antes que algún aficionado a Fromm lo refute, que estamos hablando del amor de pareja, de ese que no elegimos ni surge de las predisposiciones de nuestra sangre: nos referimos a ese amor que nos golpea tan fuerte que se nos pegotea entre las noches sin dormir y los días somnolientos. Una vez, en una entrevista, escuché a Isabel Allende decir algo así como que “la vida es muy seca sin amor”. Algunos prefieren las tardes lluviosas, otros los atardeceres de soles anaranjados. Quizás se trate en realidad de eso, ¿no? Cuando cae un aguacero, algunos abren el paraguas, otros salen a bailar por entre las callecitas. Cuando el ocaso despunta en el horizonte, algunos clavan sus pupilas en el amarillo, otros toman fotografías, y otros continúan con sus vidas como si nada estuviese pasando allá por donde muere el cielo.

Lo mismo pasa con el amor. Siempre está allí, a su manera, en sus mil formas y sus varias combinaciones indescifrables. Algunos buscan desentrañarlo para poder dominarlo… y lo único que consiguen es un amor tan fugaz que lo único que recordarán es el sabor de un beso borracho. Algunos se empeñan en encontrarlo… y cuando lo encuentran, se dan cuenta de que no saben qué hacer con él. Algunos le piden al destino y a todos los dioses que jamás le interpongan algo similar en su camino… y cuando mueren, por primera vez en sus vidas, se dan cuenta de que “ese algo” que les venía faltando era eso mismo de lo que tanto habían escapado. Esa es la cuestión con el amor: dependiendo del lugar en el que se esté, de la perspectiva desde la que se lo mire, podrá ser un veneno, un milagro o un final inesperado a esa historia que nunca se sabrá cómo empezó.

¿Cómo llegamos hasta este punto? No lo sé. Y así como hay días en los que me encanta estar enamorado y empaparme en lo más cursi del amor, hay otro montón en los que disfruto de encontrarme solo en la ¿soledad? de estar conmigo mismo.