domingo, 30 de marzo de 2014

"Tu (otra) vida"

Tu vida terminó aquel día
cuando el concreto se selló
entre lágrimas y flores
entre miedo y dolor.

Me cuesta creer, a veces,
que tuviste una vida distinta
una que jamás conocí;
me pregunto si habrás sido feliz.

Amigos, novias, conocidos
rostros a los que jamás te uní,
todos caminando en tu vida
esa en la que una vez sol fui.

Dicen que incluso, a veces,
hablabas de tus latidos
y de cómo se sentían al tacto;
te ibas y tu otra vida lo sabía.

Tu vida no terminó aquel día
en el que el cielo se cerró,
tu vida seguirá eterna
hasta que los otros lleguen a ti.

Tuviste una vida que no conocí…
ya me la contarás. 

viernes, 28 de marzo de 2014

"Tanto en tanto"

Tres colores en uno
y dos miradas en una
viajando a través del tiempo
fundando otoños claros
que serán primaveras nuevas.

Dos soles en tres
y una vida en dos
llevando la esperanza agridulce
que dará guerra para la paz
ensamblando un cielo sin pintar.

Siete mentiras en una
y doce besos en seis
apurados revisan el reloj,
lamentan lo fugaz de su amor,
vuelven cada uno a su rincón.

Un deseo en cinco
y ocho sonrisas en diez
preguntan los por qué de los cómo
para borrarlos de la razón,
se miran y se echan a vivir.

Un momento en uno
y dos voces en uno (a la vez). 

viernes, 21 de marzo de 2014

"Un verso es un tiempo vivo"

Un verso es un tiempo vivo
que con sinalefas maternas
nos repica un gusto viejo
haciéndole volver a sonar nuevo.

Un verso es un tiempo vivo
que con angustioso romanticismo
resume la belleza del desamor
siempre optimista y melancólico.

Un verso es un tiempo vivo
que invita al viaje del instante
sabiendo que una vez partido
ya no podremos evitar lo leído.

Un verso es un tiempo vivo
que vive en la semántica ajena
alimentándose de pupilas dulces
y sacudiendo estrictos renglones.

Un verso es un tiempo vivo
que canta sobre los silencios
esos que dieron guerra y amor
al bueno, al santo, al dictador.

Un verso es un tiempo vivo
y a veces un tiempo nuevo
que siente como si fuese ayer
el presente que jamás llegó.

Un verso es un tiempo vivo
en ti y en mí. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

"Complemento"

No soy
ni seré
(tal vez fui)
un complemento.

Bebe y come
pero no me busques
cuando el postre
sea dulce y fugaz.

No soy
ni seré
(quizás fui)
tu complemento.

Habla y besa
pero llorando no vengas
cuando su voz
no te calme el temblor.

No soy
ni seré
(creo que fui)
solo un complemento.

Escribe y dibuja
pero no quieras inspirarte
en flores y silencios
que solo viven a la noche.

No soy
ni seré
(¿por qué fui?)
el complemento de tu bis.

Argumenta y calla
pero nada alcanzará
para volver a encadenarme
a esta luna sin tiempo.

No soy
ni seré
(aunque fui)
un complemento de alguien más. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

"(Así)"

Tira en la garganta
y amenaza en la costuras
resquebrajando heridas
cerradas por el tiempo
acunadas por la soledad.

Un diploma aún cuelga
enfrentándonos ajenos
a un mismo puñal desafilado
que nos espera tibio
para ver quien llega primero.

Baja presión en la voz
que sigue bajando y asesina
directo en el estómago
allí donde una vez hubo cielo
y ahora vive el desamor.

Relampaguea en mi nube
que sola va por el mundo
escapando de tus silencios
buscando tus miedos
llorándole a los contratiempos.

La foto se parte
y la realidad la imita fiel;
tus labios se van
mis ojos se van
el mundo (así) se nos fue. 

domingo, 9 de marzo de 2014

"Dejemos"

Dejemos que el silencio
nos hable y nos diga
cómo mirarnos charlando
cómo amarnos callados
cómo sentir a escondidas.


Dejemos que la distancia
nos hable y explique
el por qué de esta picazón
el por qué de este mal sabor
el por qué de tanto anhelo.

Dejemos que la rutina
nos hable y nos pregunte
cuánto no nos miraremos
cuánto no nos curaremos
cuánto si nos escaparemos.

Dejemos que el estómago
nos hable e interrogue
cuándo volveremos a ser uno
cuándo hablaremos de futuro
cuándo viviremos de verdad.

Dejemos que sea.

jueves, 6 de marzo de 2014

"Voy a decirte algo"

-Voy a decirte algo-
-Bueno, decime-
-Voy a decirte dónde está guardado mi testamento-
-¿De qué hablas? La noche siempre te pegó mal a vos…-
-De verdad. Vos escuchame, ¿podes hacer eso por mí?-
-Bueno… Te escucho-
-Gracias-


No estoy diciendo que vaya a morir pronto. No, de ninguna manera. Por el contrario, desearía que este fuese el comienzo de una larga vida. Y no me importa que sea cuesta arriba o cuesta abajo, ni que a veces se nuble y otras salga húmedo el sol. Ya he pisado cáscaras de huevo y bebido hieles ajenas. Ya nada puede herirme más. Ya nada puede darme más felicidad. Son pocos años los que llevo en esto, pero de verdad, siento que ya me he recibido. No porque haya hecho siempre todo lo que quise. No, al contrario. Me quedan muchas cosas por hacer. Muchísimas cosas que quiero y otras que no. Pero las haría todas. Sin embargo, lo que he hecho me basta. Me basta para ser feliz y triste a la vez. Le he dado tanto a la gente de mi alrededor. A los más cercanos y a los no tanto. Y he recibido y aprendido tanto de ellos y de otros. No estoy en una cresta pero tampoco en un valle. Estoy en una meseta, desde la que puedo ver todo lo que he hecho y puedo divisar todo lo que quiero hacer. Creo que pocas veces alguien puede ser tan crítico, reflexivo y nostálgico, a la misma vez. Estoy en paz. Nada más y nada menos que eso: paz. Y no fue necesario que muriese para alcanzarla. Estoy… me siento más vivo que nunca. Porque los sentimientos son los que nos hacen estar más cercanos a la vida. Y hoy, tengo muchos sentimientos en mi alma. Dolor, amor, alegría, tristeza, melancolía, regocijo… y más. La diversidad y ambigüedad de mis sentimientos presentes y los remanentes de los ya latidos, me hacen sentir más vivido que nunca. Quizás creas que exagero y que estoy exacerbando la sensación de una noche de mi vida. Pero no lo sé. Ahora, en este preciso momento, no lo creo ni lo siento así. Y eso es lo que me importa. Ahora. Este momento. Latiendo a tu lado. ¿Sabes…? Gracias. Gracias por haber coincidido en esta vida conmigo. No sé a quién agradecerle, aún no lo descifro. Pero a quien sea, gracias. Porque si muriese hoy… moriría habiendo vivido. 

lunes, 3 de marzo de 2014

"Palabras"

Hay palabras
que jamás debieron hablar.
Hay palabras
que no deben decirse.
Hay palabras
que no se dicen y así viven más.

Hay momentos
que no necesitan palabras.
Hay silencios
que solo quieren una palabra.
Hay vidas
que usaron demasiadas palabras.

Hay palabras
que a veces sobran o faltan.
Hay palabras
que solo confunden más.
Hay palabras
que no precisan de nadie.

Hay días
en que solo quieres una palabra.
Hay noches
en las que sueñas con palabras.
Hay veces
en las que te olvidas de las palabras.

Hay palabras
que lucen mejor abreviadas.
Hay palabras
que a veces la gente extraña.
Hay palabras
que hasta la muerte no quiere decir.

Hay compromisos
que solo se valen de palabras.
Hay guerras
que solo comenzaron por palabras.
Hay amores
que duran lo que duran las palabras.

Hay palabras
por suerte.

domingo, 2 de marzo de 2014

"Esta noche voy a salir a asesinarlos a todos"

Esta noche voy a salir a asesinarlos a todos. A todos y cada uno de ellos. A cada nombre que por muy poca o mucha maldad, marcó mi vida. Y como dicen que el amor es el que mueve la vida, concluí que el desamor hace girar la vida en el sentido contrario. Así que, aunque todo esto sea personal, vale aclarar que no es ni fue culpa mía. Si alguien morirá esta noche, no será, corrijo, un asesinato, sino que, por el contrario, será un suicidio que no llegó en hora: años antes, ellos cargaron estas armas que hoy salen a besar el aire y corromper los últimos alientos.

El olor a pólvora y sudor comienza a invadir el aire del auto. La ruta es larga y oscura; el horizonte claro desde hace mucho tiempo. Los destinos ya perdieron un orden, ninguno es más importante que otro, ninguno vale la pena priorizar. Todos, a su única y vagabunda manera, pisotearon mi vida y le quitaron profundidad a mis ojos. Así que allá vamos: el destino, la fecha de vencimiento y yo. Y no nos esperen ni preparen café, será cuestión de unos segundos. Saludamos y nos vamos.

Pensando voy y me resulta irónico pensar en ellos como parte de mi pasado. ¿Por qué dejé que entraran a mi vida? Quizás fue culpa de las vicisitudes propias de la adolescencia, que nos enfrenta a los dilemas más adversos y acalambrados de la psiquis. Ese combate por ser constantemente aceptado y aprobado por el entorno que vive a nuestro alrededor. Quizás fue ahí cuando cedí y dejé que entraran a mi vida. Definitivamente si. Porque antes o ahora, no lo habría permitido. Pero en ese entonces… me había cansado de luchar contra el viento.

Fueron amigos, amores, compañeros de estudio y de noches en vela. Todos, un puñal por la espalda. En el momento menos indicado. En la circunstancia menos venida. Como lectores adictos a la carroña que ya comen los ajenos. Cumpleaños, velorios, duelos, anuncios de compromisos, festejos patrios, internaciones, primeros días. Todos y cada uno conservan sus correspondientes fechas y horas bajo el brazo. Quizás sin saberlo. Quizás sin jamás haberlo concluido. Pero el tiempo que dejé pasar, ya fue suficiente. La oportunidad a la redención, estuvo días y noches, esperando en cada puerta y en cada balcón. La espera… ya me consumió.

También, aunque no quiera decirlo, le encuentro su sabor amargo a todo esto. Pero no por mi culpa, ah no, yo no tuve nada que ver. Fue su puñal en mi espalda. Seguramente, todo esto también me duela por el hecho inevitable de que una vez… esa mano que ensimismó el filo, supo ser consejera y remachadora de grandes dolores. ¿Cuántas veces nos habremos embebido mutuamente bajo una misma noche de enero? Son incontables e imposibles de volver a reproducir, tantas risas ensambladas y tantas lágrimas susurradas. Creo que la realidad no es más que una acumulación de las pesadillas que tenía en aquel entonces: siempre temí con la llegada de este y de otros días. Siempre intuí que algún día, el dolor llegaría para quedarse. Y que ellos, ya no estarían.

Heme aquí. Frente a esta vieja puerta que tantas veces me dio entrada a un sinfín de horas juntos. Esa misma que cerré con fuerza la última vez que los vi. Aquella noche que me fui llorando, con el alma por el piso y la humillación por los hombros. Aquella misma noche en la que comprendí que ya nada sería igual, y que nada había sido como yo lo había imaginado.

Basta. Basta de balbuceos. Esto es algo que debí hacer hace mucho tiempo. Tal vez, incluso, debí hacerlo aquella misma noche, antes de cerrar la puerta. Porque, de esta forma, la puerta jamás cerró. Es un círculo que no quedó completo. Una cuenta pendiente… que nunca dejó de atormentarme. Aquí voy…

-¿Vos? ¡Volviste! No sabes cómo te hemos extra- y se calló. Y nadie más intentó hablar.

Un solo tiro, y no hubo más palabras. Un solo tiro, y ya no hubo tormentas. Un solo tiro, y todas las cuentas quedaron saldadas. Un solo tiro… y dejé de vivir para estar en paz. 

sábado, 1 de marzo de 2014

"Himno a lo nuevo"

Quisiera escribirle un himno
a esos nuevos comienzos
para que siempre sean nuevos
y no se pierda su magia
cuando muera el desencanto;
que sea siempre nuevo
lo que una vez se vivió.

Alabado sea el intento primero
que va cargado de incertidumbre
esa que sabe a nervios
y huele a recién comprado,
¡ah si! que jamás expire
tanta y tantos momentos
que una vez fueron nuevos.

Ojala durase para siempre
o al menos por un instante largo,
ese primero beso juvenil y tembloroso
esa primer vuelta sin rueditas
esa primer pitada cargada de tos
esa primer noche a escondidas;
esas tantas primeras: ¡primeras siempre!

Bendito ese recuerdo vivo
que nunca se vuelve tiempo
porque sabe latir siempre cerca;
ese primer amor que aún nos mira
esa primer palabra que aún habla
ese primer trago que aún quema.
¡Suban al cielo y vuelvan a bajar!

Oh juramentos pétreos
ustedes si que saben de esto,
ser siempre nuevos e inútiles
para la patria y la razón,
pero al menos nuevos y frescos
de esos que dan rumbo a la lealtad
haciendo nuevas las condenas y las faltas.

Quisiera que siempre fuese nuevo
el comienzo de una aventura
el principio de un cuento viejo
y también la calidez de un abrazo
que fue el último antes de muertos
y también la bala que fue razón
así el tiempo diría de nuevo que no.

Nuevos son estos versos
que cantan nuevamente juntos
como en aquella primera vez
cuando hablaron de soles con el invierno,
y ojala sean nuevos siempre
hasta cuando asomen amarillentos
y alguien diga: “¿habrán cantado esto?”.