miércoles, 11 de julio de 2012

"Querida abuela..."


Fuiste la razón
de mi primer adiós vacío,
de mis primeras lágrimas de recuerdos,
de mi primera sorpresa
sin un cumpleaños por detrás,
de mi primer huída del mundo
para buscarte hasta donde no podías estar.
Eres la razón que tengo para extrañar.

¿Por qué? ¿Cómo? ¿Así debía de ser?
¿Dónde ha ido a llorar sola
la última navidad que reímos
abrazados por la noche cariñosa?
¿Dónde ha ido mi amiga,
la que fue paciente y chef al mediodía?
¿Acaso soy yo quien no logra verte?
¡Grítame y quiebra mis huesos si quieres,
pero déjame saber que aún
puedo perder mi aliento en correr a buscarte!

Allí va el sonido de tus pasos nocturnos,
pero no huelo la sombra de tus parpados caídos,
ahí está la plaza con su banco
soleado y a las seis,
pero no escucho tu mirada buscarme entre la multitud,
¡aquí estoy yo sollozando por tu encuentro!
pero no veo asomar bastón ni carraspeo.
Te has ido sin fijarte en el último dibujo
que guardé debajo de tu cama…

¡Oh seres que no veo! ¡Oh almas sin cuerpo!
Escuchen mis lamentos prosaicos
y hagan llegar mi última voluntad involuntaria,
¡oh soles y estrellas de navidad
intercedan por mi deseo abrumador!
Aquí está mi mensaje
entregado sin recelo
a manos amigas del cielo y el adiós…

Te extraño,
te quiero,
y una pequeña recomendación,
cuando bajes cada noche de las nubes
a sonreírme desde los pies de la cama
no temas en despertarme,
te escucho pero me callo para que te quedes.
¡Te espero!

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