sábado, 11 de octubre de 2014

"¡Adiós sobriedad!"

Dos, seis, diez y hasta doce
noches sin haber sido días,
horas en las que no vivió el celeste
ni asomó cándida la sonrisa rojiza,
un montón y más de tardes
sin sabor a cuentos de a dos.

Sobria vagó el alma en su selva
tropezando con redes mal pintadas
y murmullos de un futuro hecho rutina,
¿para qué abrir la puerta
si en la comodidad del hoy
la vida se baila sin contradicción?

Hundido sin ahogamiento,
sobrio sin vicisitudes…

Hasta que la noche se llovió sola
y el cielo se volvió verde cristalino
ensamblado en un amarillo lunar
que va aullando a la par del despertar;
la vida volvió a girar al ritmo del sol
y todo comenzó a cambiar de cuestión.

¿Para qué cerrar la puerta
si en las sábanas frescas de la noche
hay lugar para dos?
El relámpago se quiebra azulado
borrando las hullas de una vieja promesa;
solo queda reescribir el futuro.

Cielo sin candados,
ritmos sin soledad…

¿Sos vos…? (¡ojala que si!)

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