miércoles, 14 de septiembre de 2016

"¿Qué es de un cielo sin un poco de tormenta?"

Nos cae la lluvia entre las palabras que no decimos
mojando en su paz lo más rabioso del silencio
y haciendo de la tristeza una tibia poesía
que nos susurra el amor que nos negamos
cuando la rutina nos envuelve y ahoga
en lo más giratorio de su noche gris.

La foto se deshilacha en sus colores
y destila la tinta de una sonrisa que dijo “¡whisky!”,
pero el vendaval de un invierno tardío
sacude lo más hondo de nuestras diferencias
y esa misma tinta una vez triste
se vuelve luz y después vida.


Un par de nubes se miran y se enredan
y entre tantos besos de vapor
el Sol se pierde y se hace tenue horizonte;
al cabo y al fin,
¿qué es de un cielo sin un poco de tormenta?
La clave está allí: amar también es discutir.

Un día seremos acorde y luego compás
y cuando el tiempo así lo señale
estaremos resonando entre el frío de la edad
y el calor de los sueños cumplidos;
somos dos galaxias atadas a una misma luna,
somos dos rimas ensambladas en un mismo tiempo.

Yo traigo mis pasos
si vos traés las huellas. 

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