jueves, 7 de junio de 2012

¡Para mi sonrisa de pocos dientes!


Dulce cariño suavizado
entre sus palabras casi aprendidas
y una sonrisa que se despliega
al llegar al abrazo de la melodía protectora,
esa que casi se siente madre
pero se asemeja a un pájaro
que sobrevuela el aire recién nacido.

Juguetean las huellas descalzas
en el parquet besado por la piel cándida
que va bañándose con
y para el mundo que la recibe,
¡bailemos con la estrella
hasta caer acunados en la selva!
Repite mientras me inspiras.

Toma tus cubos y elefantes violetas
que la luna ya se ha encontrado con el sol,
corre, corre que antes que el reloj se duerma
el mundo seguirá abierto para las fábulas,
cantos, planetas y cuentos callados,
pero no así será cuando se acueste el tiempo
en su tumba de inocencia repentina.

No hay precio para su sonrisa de pocos dientes. 

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