sábado, 16 de marzo de 2013

"Montevideo con 'M' de Marzo"


Ya cuando las tardes caniculares
y las madrugadas de pieles inseparables
comienzan a decir adiós en la rambla,
allí en medio de elecciones y comienzos,
ya cuando las calles vuelven a tener huellas
y los autos, ómnibus y carritos
se pasean cada vez más seguido por la principal…
allí es cuando la “M” se hace notar.


Algunas lenguas dicen y desdicen
que la ciudad después del atardecer
y más aún, cuando ya cerró febrero,
se vuelve el reino de las costumbres
y de los bostezos de impresora
al punto tal y suficiente
de que toda aquella sonrisa hija del verano
muere lenta y desdichadamente en la Maguá.
Allí entonces, ¿dónde está la “M”?

Si nos quitamos la espuma de los ojos,
esa que un carnaval eterno nos dejó,
podremos descubrir una ciudad hecha rutina,
si conservamos oculta en nuestras pupilas
esa última llamarada que el verano nos dejó
podremos saborear con delirio lo subsiguiente,
ese marzo que llega y arrasa con la calma,
ese marzo que vuelve y enciende la ciudad.

La invitación por esta y única vez
es a viajar más allá de las oficinas del puerto,
es a hundirse en la olvidada Montevideo
que vive en cada esquina del Prado,
la misma que duerme la siesta entre Malvin y Buceo
y esa que viene a tomar la última del domingo
al bar de Yaro y Rodó.
Muchos no saben y no quieren saber
lo linda, hermosa y coqueta
que se pone la ciudad cuando marzo la arropa…
Muchos mueren sin probar la “M”.

No huyas ni te encierres detrás de la televisión
y aunque no puedas soltar la manta
o dejar el tejido sobre el fogón,
sal a respirar la ciudad con frazada y agujas
y besa de ojos cerrados
a esa Montevideo con “M” de Marzo.  

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