domingo, 12 de mayo de 2013

"Una vez alguien me dijo que yo era muy joven para mirar hacia atrás..."


Una vez alguien me dijo que yo era muy joven para mirar hacia atrás. Que ni siquiera llegaba a los veinte años de edad, y que por lo tanto, mi vida no era más que un corto camino en un mundo entero por descubrir.

Desde esa vez, en que alguien me dijo que yo era muy joven para mirar hacia atrás, me di cuenta de algo, y mejor dicho, me puse a pensar en algo que jamás había pensado con tanta seriedad: el pasado. Y me pregunté qué era el pasado, por qué todos tenemos un pasado, cuál es el sentido de tener un pasado. Entonces, me cuestioné para mi mismo: ¿cuál era mi pasado?

Mi pasado comenzó siendo una foto que hoy está casi amarilla. Recién nacido. Al poco tiempo, mi pasado se ganó sus primeros pasos, y no cualquier primeros pasos, sino que, fueron los primeros pasos que aprendieron a dejar su huella. Y así la foto se fue haciendo a su lado de iguales y distintas a ella. Fotos blancas y abotonadas. Otras de cielo y cometas. Algunas de caídas tristes y bicicletas marchitas. Pero, paso a paso, el pasado iba formando su colección.

Esa colección de momentos, es el conjunto de huellas que hoy me detengo a mirar detrás de mi espalda. Y aunque no roce ni por hechizo las cinco décadas, como las que tenía ese alguien que me dijo que yo era muy joven para mirar hacia atrás, me di cuenta que ese camino que tenía y guardaba como mi pasado, estaba más cerca de lo que yo creía. Y aún más, ese camino, era más grande de lo que jamás me hubiese imaginado.

Por esa razón, sumando rebeldía a los conceptos ajenos y algunas cosquillas de nostalgia y melancolía, me hundo largo rato a mirar hacia el pasado. Para reír y para llorar, para emocionarme y para dejar pasar, para abrazar a los que se han ido y para volver a charlar con los que aún están.

Pero además, sintiendo cada huella como parte de una vida que no puede cambiarse y que en su momento, fue la mejor huella que pude marcar, me arraigo a ese pasado y lo hago mi motor para el futuro. Porque si de algo estoy seguro, es que ese alguien que me dijo que yo era muy joven para mirar hacia atrás, se había olvidado de mirar hacia atrás sin olvidarse. Como vivió, lo dejó ir, y se olvidó que el también fue joven, que el también sintió tristeza, y que por más que fuese de pocos años, como lo soy yo ahora, él, también miró hacia atrás cuando una gran huella estaba a punto de plasmarse. 

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