lunes, 27 de mayo de 2013

"Cuando el alma..."

Cuando el alma
se encuentra tan frágil
y tan amargamente delicada
que el vital golpecito del latido
se siente como un terremoto
que nos desgarra de cabeza a pies,
y también
cuando el ama
se siente tan débil
y tan inocentemente envejecida
que desplegar la sonrisa
implica gastar las últimas energías
en una mentira fugazmente eléctrica
que cincha los recuerdos
hasta tragarse el mundo
y hundirse en la misma muerte sin gusto.

Cuando el alma
se escucha lejana
y arrastrando sus propias cadenas
a través de un desierto helado…
sin rumbo, sin destino, sin razón
y sin mejor opción.
Cuando el alma
aúlla en silencio
como tres notas
que el laúd no logra decir,
y la garganta se cierra
y se quiebra
y ya de pronto y de repente
nos olvidamos cómo decir,
nos olvidamos qué decir,
nos olvidamos por qué decir.

Cuando el alma
había vuelto a nacer
tras una navidad sin luces
y desde la mismísima Nada
surge el apagón;
aún no ha nacido el salvador.
Cuando ¿el alma?
camina sola y ajena
por las calles
que formaban su hogar
y siente como su piel
no reconoce aquellos cruces,
porque se ha olvidado el origen,
se ha perdido la naturaleza,
se quebrado el cuerpo
de cabeza a pies.

Y ahora llegó el silencio
callado por su propia voluntad.

Y el alma
que quería ser alma
no pudo ser alma.

-¿Me puedo ir?-

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