jueves, 15 de agosto de 2013

"Charla con Dios"

Lamento mis modales (no he dicho amén), o tal vez no lo hago, aún no lo sé. Si sé que he venido a decirte las cosas como son, como yo las entiendo, como yo las sufro y lloro día a día. Una vez mi abuela me dijo que a las personas buenas, le pasaban cosas buenas. Y que a las malas, tarde o temprano, o le pasabas cosas malas, o se les presentaba la oportunidad de ser buenas. Al año siguiente, ella murió. Y lo entendí y lo sufrí: los viejos algún día morirán.

Ese fue mi primer encuentro con el dolor. Fue un puñal que caló tan hondo en mi pecho, que todavía duele cuando respiro agitado. Pero la herida sanó. Y claro que dejó huella; la gente no se olvida de la gente. Pero seguí adelante. Caminando por la vida con un ángel en el cielo. Sintiendo el sol brillar un poquito más que antes.

El tiempo siguió corriendo y yo seguí caminando. Conocí la amistad y el amor, aprendí a sonreíry aprendí a llorar un poco menos (quizás eso no fue bueno), descubrí la mentira y sus consecuencias; las buenas y las malas, adquirí conocimientos útiles e inútiles, me busqué y no me encontré, me perdí y sin quererlo me vi a mi mismo solo y con heridas en el alma. Allí, cuando me encontré amargo y estúpido, le di un giro a mi vida rogándote por oportunidades de cambio en base a  mi voluntad. Y bondadoso y amigo, me diste la oportunidad de girar mi vida. Y allí todo mejoró: llegaron más sonrisas, más amigos, más besos de apuro y formas de aprender.

Al tiempo, otra alma dejó mi vida. Una tía cansada de lucharla, partió rumbo a tu reino con los ojos cerrados. Y el puñal nuevamente se hundió en mi cuello. El dolor fue tan grande, que el aire me sabía a veneno en la sangre. Y de ese modo, no como lo hubiese querido, mi vida volvió a quebrarse. Me volví más fuerte, me cerré para mi mismo y me prometí que no volvería a llorar. Sería fuerte para mis seres queridos. Sería un abrazo silencioso que no sufre ni se acobarda. Y claro, no estuvo bien haberlo hecho. Pero las cosas así fueron.

Pero seguí caminando, de frente y de la mano con mis amigos. Y con el tiempo, volvieron a llegar nuevas sonrisas, volvieron los desconocidos que se vuelven grandes amigos e incluso me enamoré. Y como si tus dedos se hubiesen agitado sobre el reloj, sin darme cuenta, me encontré despidiendo un ciclo de mi vida. Con esperanza le dije adiós. Con temor te pedí que no me dejaras solo. Con alegría, miré todo lo hecho y le sonreí a los que ya no estaban.

Reglas son reglas: todo lo bueno quedó atrás, y el dolor, volvió a caer sobre mis hombros. Y te metiste con quien me dio la vida. Tu soplo venenoso entró en el alma de quien es mi vida. Un día, mientras llorábamos juntos, ella me miró a los ojos y me dijo: “Creí que a las personas buenas, le pasaban cosas buenas. Creí que era buena…”. Y allí, el mundo se me vino abajo. Toda certeza, todo cimiento, todo conocimiento y olvido, se precipitó al vacío. La tierra se rajó en dos y la fiebre me trepó por la espalda hasta volverse ardor en el corazón. No supe qué decirle. No tenía respuesta. Solo sabía que ella si era buena: no conozco persona más buena.
Aquí estamos, peleándola día a día. Remando contra la corriente. Quebrando todos los obstáculos que se presentan. Pero no salimos del pozo. Un paso hacia delante es como volver dos hacia atrás.

Allí ya comencé a cuestionarte. A preguntarme si sabías lo que hacías. Dejé de creer en tus “representantes” y me entregué a tu voz. Y hablamos mucho, vos lo sabes. Me escuchaste y me respondías a tu manera. No te escuché, y seguiste allí a tu manera.

Pero tu juego no termina, no acaba jamás. Un día entendí, que tu sed jamás será saciada. Te llevaste sin aviso a quien sabía leerme la mirada. Lo tomaste entre tus dedos y lo arrebataste de mi vida, de la vida de sus amores y sus amigos: te lo llevaste sin permiso. Y el dolor se hizo fuerte una vez más. Aquí sigue, apretándome el corazón. ¿Y sabes qué? Ya no te entiendo.

No entiendo a qué estás jugando. No entiendo tus por qué.
Creo en vos, ambos lo sabemos bien, pero ello no quita que ahora estemos peleados. Porque no puedo entender tu razón para llevarte a alguien tan joven, a alguien que aún no había vivido, a alguien, que también era de los buenos.

Me gustaría que bajaras y hablemos. Que me mires a los ojos y me expliques por qué. Porque ahora, hundido en este dolor, sufriendo un puñal más en lo que va de mi corta vida, no lamento decirte que no te entiendo. Y en este momento, no sos ningún amparo ni resguardo. ¿Y sabes qué? No temo darte la espalda. No temo decirte que no. No temo que no me escuches. Porque ahora, con tanta tristeza pegada a mis ojos, siento que jamás estuviste allí. Lamento (¿lamento?) no poner las cosas en la balanza. Lamento, un poco tal vez, no compensar las lágrimas con las sonrisas que me has dado. Pero, ¿sabes qué? Dudo de poder tener los suficientes recursos, como para equiparar las cosas. Es demasiado el dolor. Es demasiado el sufrimiento. Es demasiado el desentendimiento.


Hoy, ahora, en este momento, siento que me abandonaste. 

3 comentarios:

  1. Quisiera haberte dado la vida con la certeza de que todo seria facil, muy facil,solo sonrisas y alegria.
    Quisiera haberte preparado para enfrentar el dolor y las injusticias. pero no es posible sino lo hubiese hecho de todo corazon.
    Tampoco te prepare para amar, reir, reir a carcajadas, entregarte en una hermosa puesta de sol, a dar consejos, a sonar escuchando musica.
    Todo lo aprendiste sin preparacion y sin previo aviso, asi tambien, el dolor.
    Ese tipo de charla yo tambien las he tenido, varias veces. y siempre llego al mismo sentimiento.Todo es parte de la vida y si es el precio que tengo que pagar por recibir tanto amor, aunque es muy elevado e injusto, lo acepto.Tenerte a vos y a tus hermanos, recibir sus besos y abrazos o un te quiero mucho, sentirme la mujer mas linda del mundo junto a tu papa, hace que todo valga la pena.
    Hubiera querido decirte que la vida es dura muy dura,pero en su lugar me encargue de que conocieras la risa y la alegria, que te sintieras amado y seguro,que aprendieras a disfrutar las cosas simples y que las complicadas vienen igual, que no vale la pena enojarse por las cosas que no tienen solucion, hacer buen uso de tu libertad y que despues de cada tormenta vuelve a salir el sol,(como vos decis).Se que no alcanza pero pensa que con el sol llega la esperanza poniendo un manto sobre el dolor, sin olvido, pero se siente diferente,encargando a los recien llagados la tarea de hacernos reir. Solo hay que vivir el dia a dia, y asi cada dia estaras un poquito mejor preparado, y sentiras que vale la pena seguir adelante.

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  2. Los misterios de Dios y cómo se maneja. No vamos a encontrar un porqué. Pero Él está ahí, y sigue estando. y esperando.
    Comprendo lo que expresas e incluso me gustó tu "charla con Dios", corazón abierto, ese encararlo a Él también. Y no es tan lineal. Desde el cielo todas esas personas buenas junto a Él nos cuidan, rezan por nosotros, interceden por nosotros

    Hay que animarse a vivirlo, volver a intentar. Y probar.. al menos mi experiencia me dice que con Él se está mejor; yo estoy mejor

    Te tendré presente

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¡gracias!