sábado, 4 de enero de 2014

"Charla de pupilas"

Anoche
luego de la aventura
te posaste desnuda
con tus ojos en mis ojos
desarmando en mí
esa expresión de duda;
aterrizó la adolescente
con sus cuestiones rosadas.

“¿Y ahora qué?”
dijiste sin decir
con la mirada aún en mi.
Instantáneamente desenredé
tus inquietudes calladas:
qué pupilas tan hermosas
y fáciles de leer
y difíciles de responder.

Respiré aquel instante
antes de intentar complacer
a tus pupilas soleadas:
en nuestros silencios de sábanas
estaba la respuesta
no pre-fabricada, no premeditada
simplemente estaba
viviendo semióticamente inconsciente.

-¿Por qué ya no hablamos?
¿Acaso ya no tenemos de qué hablar?-,
disparó tu labio superior.

-Quizás porque lo hemos dicho todo
y ya las palabras nos sobran
y a la vez no nos bastan,
tal vez porque las noches
nos han enseñado
a charlarnos en silencio
de pupila a pupila-,
contra-ataqué con ambos labios.

Anoche
luego de volvernos
a las hablas primitivas;
luego de quedarnos
con las nuevas aprendidas
volvió el silencio
y nos posamos desnudos:
tus ojos en los míos y los míos en los tuyos.

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