miércoles, 19 de febrero de 2014

"Recordar... ¿por y para qué?"

¿Qué habrá pensado Dios
cuando de un susurro soplado
agitó los huesos herrumbrados
y destapando la curva razón
implantó allí algo tan nuestro
que pasa por instinto
y a veces por ayuda-memoria?

¿Por qué la gran explosión
que dio luz a la oscuridad
habrá querido darnos tal cosa
así, tan al albedrío picante
al punto de mirarla y no entenderla
tocarla sin tocarla realmente
vivirla… habiendo ya vivido?

No hace falta manual
para encender la memoria
que siempre escucha en silencio
y ataca cuando no somos culpables,
allí siempre está ella
esperando que recordemos
lo que no podemos olvidar.

Cada sinapsis en punto
e incluso las que no fueron,
cada cuarto incendiado
y también a los nunca entrado,
cada mirada que quedó fija
mirando, además, lo que no existió.
Recuerdos, recuerdos, recuerdos.

A veces como remedio al dolor
otras como ácido en la herida,
siempre estando sin estar
guardando lo que si y lo que no,
por encima de la voluntad ajena
sin hacerle caso al sabio
ni distraerse por un lujurioso adiós.

¿Qué habrán querido los dioses
cuando sin pensarlo dos veces
abrieron el origen de la fosa
que jamás deja de llenarse y crecer?
¡Que vengan ellos a perderse allí
a caer en ese abismo de relámpagos deja-vú
a buscar una hora con su color!


-¿Qué día fue ayer?- 

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