domingo, 25 de junio de 2017

"Basta de mirar para otro lado"

Contra todas las reglas y contra todos los consejos, acá estoy otra vez: escribiéndote. ¿Querés enojarte? Enojate. ¿Querés no hablarme nunca más? No me hables nunca más –tal como lo hacés ahora–. ¿Querés borrarme de tus recuerdos? Borrá hasta el día en el que nos conocimos –si todavía no lo hiciste–. Como sea, acá estoy otra vez: escribiéndonos.

Quizás tengas un poco de razón: tal vez no me tomé nunca el tiempo de dedicarnos un par de líneas que hablaran sobre el lado de nuestra historia que no quedó bajo las sombras. Sobre esos días en los que sí salió húmedo el Sol y en los que sí nos reímos de cosas por las que teníamos razones para llorar. Sobre las tardes de siestas con reloj que después se volvían madrugadas de amores incansables. Sobre ese lenguaje tan nuestro que nos encontró pronunciando al día muchas más “ch” de las que la gente suele decir. Sobre todo lo que nos decíamos mientras nos mirábamos en el silencio de un beso que sería –al fin– reconciliación. Sobre las tormentas a las que sí sobrevivimos y sobre las peleas sobre las que sí aprendimos. Sobre el amor que no se ahogó.

Qué ironía: pensar que tantas veces hablamos sobre no mirar atrás con enojo… ¿y ahora? No creo que nuestros “yo” de antes estén muy orgullosos de lo que somos ahora. Como sea, basta de reproches, ¿no? Basta de llevar la rigurosa lista con lo que el otro hizo mal. Basta con siempre tener una respuesta que redoble lo mal que estuvo el otro. Basta de empecinarnos en empañar lo que fuimos, haciendo que solo lo malo quede en el portarretratos del tiempo. Basta de tantas canciones y de tantas flores del mal. Basta evitarnos en la calle y de rezarle al cielo para que no nos encuentre bajo la misma lluvia. Basta de mirar para otro lado. Basta de hacer de cuenta que no pasó nada. Basta de vivir por fuera de la vida del otro.

Te quiero. Te quiero mucho. Tal vez todavía te amo, quién sabe: yo no lo sé, pero sí sé que me gustaría saberlo. Me encantaría que me quieras, amaría que me quisieras la mitad de lo que te quiero. Me encantaría que habláramos, que nos tomáramos un café, que comiéramos un par de aceitunas, que miráramos un par de películas o unos cuantos episodios, que discutiéramos sin sentido, que tomáramos un par de fotografías y luego compitiéramos por cuál es la mejor. Me encantaría que pudiéramos mirarnos a los ojos y decirnos todo lo que no nos hemos dicho. Y sentir todo lo que no hemos podido sentir.

Quisiera que por al menos una noche, de repente, sin darme cuenta, pueda sentir que ya casi es lo suficientemente tarde como para empezar a ponerme nervioso.

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