viernes, 2 de noviembre de 2012

¡Culpable!


Me declaro completamente culpable,
responsable por mis actos
y aún también dueño de las consecuencias,
siempre y cuando la causa
y el hecho que de razón al juicio
sea extrañarte cuando la luna sabe a miel,
sonreír en el silencio
y silenciarme en tu sonrisa,
enamorarte u enamorarme,
desearme dueño de tu boca
y amante de tu aliento.

¿y ahora quién me defiende
si la prisión húmeda y carmesí
parece el mejor refugio
en esta vida asesina?
¡déjenme morir en sus instintos!

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