lunes, 7 de enero de 2013

"¡A cazar!"


Ahí anda el deseo hormonal
calzado con capelina y catalejo
adentrándose en la aventura:
explorar el valle pálido y cálido
desde la falla oculta por el andar
hasta las cuerdas morenas.

Va la expedición anhelante
abriendo paso por tu selva clandestina,
¡qué dulce grita este pecado tatuado
en el ojo del que no prejuzga!
Aguarda mientras te recuerdo
en mi bitácora pecaminosa.

No lo resisto, no lo aguanto
me emborracho de blancura perfumada,
voy besando el estímulo que no muere:
caigo en la trampa de la loba callada.
¡No me mires así desde la balconada,
salta que no amo con veneno!

¡Oh húmedo cosquilleo del alma
no me asesines cuando se aleja,
dame muerte en sus alcores!
Se fuerte corazón achicharrado
hasta que la luna nos vuelva a unir,
¡rómpete cielo en mil suspiros curtidos!

Sobran las palabras:
¡que comience la cacería! 

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