viernes, 10 de noviembre de 2017

"Hoy, ya no te encuentro tanto"

Por primera vez en mucho tiempo, me doy cuenta de que ya no tengo nada para decirte: ni bueno, ni malo. Y eso no creo que sea ni bueno, ni malo: es lo normal, lo que tarde o temprano iba a pasar, lo que finalmente nos sucedería. Vos hace tiempo te quedaste sin nada para decir. Y ahora yo tampoco tengo nada para decir.

La sensación es extremadamente extraña: tengo tinta, hojas, un blog, redes sociales… hasta la exagerada opción de sentarme enfrente a tu casa y esperar a que salgas. Pero, hoy por hoy, no sabría qué decirte. Y no porque haya agotado todo lo que tenía para decirte, sino porque simplemente ya no tengo nada para decir ni decirte. Hoy, estoy en paz. En paz conmigo, con vos, con lo que fuimos y también con lo que no fuimos.

Hoy puedo volver a escuchar esas canciones, a ir a esos lugares, a comer esas cosas, a pensar en esos días, a recordar esas noches, a replanificar esos sueños, a remontar esas ideas, a sentir esos latidos sin en realidad sentirlos. Hoy, ya no te encuentro tanto.

Mentiría si dijera que tu nombre no se me cruza en ninguna de las 24 horas del día, pero sí sería muy acertado afirmar que ese recuerdo ya no me habla desde el dolor: te recuerdo con la tímida sonrisa de quien se mira en el espejo y observa por casualidad una cicatriz que dejó una herida que cerró hace tiempo, aunque, de vez en cuando, todavía pica.

Sonreiría si supiera que sonreís. Me entristecería si supiera que estás triste. Te respondería si supiera que alguna vez me escribís. Me callaría si supiera que esperás que te hable. Viviría si supiera que estás muerta. Y moriría si supiera que elegiste no vivir más.

Al fin y al cabo, como ya no tengo nada para decirte, seguramente ni esté escribiendo esto: y lo digo con cariño, sin rencor, sin dolor, con amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡gracias!