Yo no elegí mi nombre. No
elegí el día de mi cumpleaños ni los años que pasaron desde ahí hasta este
entonces. No elegí dónde nacer ni ser el hijo de tal o cual. No elegí ir la
escuela que fui ni tener a los compañeros que tuve. No elegí a mis maestras, mis
tíos, mis primos, mis abuelos o mis vecinos. Tampoco elegí a mis hermanos ni
ser el hermano menor. No elegí soñar con las cosas que soñé y tampoco elegí que
esos sueños cambiaran de golpe alguna vez.
Yo no elegí aprender a
escribir ni aprender a leer. No elegí que escribir se volviera una parte de mi
alma ni que no poder escribir se sienta como un castigo. No elegí que los demás
comenzaran a llamarme escritor. No elegí publicar mi primer cuento siendo un
niño. No elegí escribir poemas de amor. No elegí dedicarme durante mucho tiempo
solo a los cuentos de terror. Tampoco elegí a la guitarra por sobre escribir:
nunca hubiera podido cambiar la tinta por las cuerdas. No elegí a quienes
podían leer lo que escribía. No elegí ocultar lo que escribo. Y tampoco elegí
lastimar a nadie con las cosas que escribo o escribí.
Yo no elegí reírme de las
cosas que me río. No elegí que me gustara la música que me gusta. No elegí
bailar de la manera tonta en la que bailo. No elegí caminar dando saltitos ni estancarme
en el cuerpo de un niño viejo. No elegí dormir boca abajo ni sufrir de tantos
dolores de cabeza. No elegí tener que usar lentes. No elegí tener ojos celestes
ni pelo rubio, aunque tampoco elegí que se me cayera el pelo. No elegí
disfrutar hasta de los gélidos soles de invierno ni de los vientos de
setiembre. No elegí que no me gustaran los gatos y tampoco elegí que al final
sí me gustaran. No elegí no querer ser hincha de ningún cuadro de fútbol. Y
tampoco elegí pensar como pienso.
Yo no elegí tantas cosas…
simplemente sucedieron o se dieron así y no de otra manera. Y en muchos casos
no tuve la opción de tomar mis propias elecciones: el corazón me obligó, el
alma me obligó, la razón me obligó; como sea, algo u alguien decidió por mí.
Y así y todo, tampoco elegí
enamorarme de vos. Sin embargo, si pudiera volver el tiempo atrás, y
empoderarme de las decisiones de mi corazón… en esa inaudita situación, yo sí
elegiría enamorarme de vos, una y otra vez.
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